La Buena Muerte elige la Merced como sede canónica

Será a las doce de la mañana de hoy cuando una puerta se cierre en la historia de la hermandad de las Tres Caídas. Hace ya casi una década, los cofrades de la Madrugá decidieron, en una opción muy comprometida, no abandonar la iglesia de Santiago de manera definitiva, quedándose en su casa de hermandad con la esperanza de que el cierre de la parroquia fuera temporal. Años después, la realidad es muy diferente a los sueños de los cofrades de negro de la calle Nueva. Su casa de hermandad se ha quedado pequeña ante el crecimiento evidente de la corporación, y las imágenes apenas pueden recibir culto de una manera digna en la sala capitular de la sede de la hermandad. Hasta ahora, era la iglesia de la Victoria la que acogía a la hermandad del Dulce Nombre para sus cultos cuaresmales, pero a partir de este domingo será la Basílica de la Merced la sede canónica de la hermandad que preside José Vicente Montoro.

Sede definitiva

La hermandad ha decidido que hasta que la reapertura al culto de Santiago no sea una realidad, la corporación fijará su sede canónica en la Basílica de la Merced, a la que llegarán hoy antes de la eucaristía de una. La comunicación con los padres mercedarios es fluida, y de hecho las necesidades de la corporación estarán más que cubiertas durante su estancia en el templo mercedario. La intención de la hermandad sin embargo es regresar a Santiago en cuanto el templo abra sus puertas de nuevo, y de hecho la hermandad sigue colaborando en las diferentes comisiones que hay abiertas trabajando en su reapertura. La cercanía con el templo de la Merced ha sido también beneficiosa a la hora de tomar la decisión, ya que la cofradía no sufrirá apenas cambios en su horario e itinerario de la Madrugá, que repetirá enclaves emblemáticos para la corporación como la calle Ancha.