Carme Chacón
ESPAÑA

¿QUIÉN LEVANTA A ESTE PARTIDO?

El próximo secretario general del PSOE se encontrará con una formación endeudada, una militancia encogida y escaso poder institucionalLa batalla interna continuará más allá del 38.º Congreso cuando los territorios empiecen las renovaciones aplazadas por el adelanto de las elecciones generales

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Unas deudas difíciles de pagar, un presupuesto encogido, un ERE en ciernes, un capital humano desmotivado y cada vez de mayor edad, un electorado que ha perdido la fe, una sociedad que ya no cree en la lucha de clases, un país que hace tiempo que dejó de entender la 'o' de obrero, un rival crecido, casi omnipresente... Eso es lo que heredará el futuro secretario general del PSOE tras el 38 Congreso que los socialistas celebran en Sevilla el fin de semana del 3 al 5 de febrero. La pugna entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón es para muchos una simple pelea por el poder. Pero ¿qué poder?

Al día siguiente de ser elegido, cuando ya haya nombrado a su ejecutiva tras una larga noche de conversaciones y negociaciones con los capitidisminuidos 'barones , el próximo líder socialista tendrá frente a sí un largo listado de problemas por resolver. El informe de gestión que ha preparado la Ejecutiva federal, y que será sometido a votación en el cónclave sevillano, ya pone sobre la mesa algunos de ellos, los más perentorios.

El batacazo electoral ha dejado al partido con el agua al cuello. El 88% de sus ingresos entre 2008 y 2011 procedieron de subvenciones oficiales. Que el PP casi les barriera del mapa significa que en 2012 percibirán unos 14 millones de euros menos y si a eso se añade la intención del Gobierno de recortar en un 20% las partidas destinadas a formaciones políticas, la merma puede llegar a los 24 millones. No parece que vaya a ser fácil encontrar otra fuente de financiación. Desde luego no serán las cuotas que pagan los militantes. Además de no dar para mucho, el número de afiliados no hace más que decrecer. En los últimos cuatro años el PSOE ha perdido 20.000 . También ha ganado simpatizantes, alrededor de 54.000, pero esos no tienen ninguna obligación de contribuir al sostenimiento económico de la formación a la que se sienten afines.

Una deuda de 46,15 millones

En la mochila Chacón, Rubalcaba, o ese 'mirlo blanco' que no termina de asomar, cargará con una deuda de 22 millones de euros. Eso en caso de que los cálculos -realizados antes de que el Ejecutivo de Mariano Rajoy sacara la 'tijera'- se cumplan y sea posible hacer frente al pago de otros 24,15 millones de euros con lo que se perciba del Estado. Como miles de empresas españolas, pues, el PSOE tendrá que despedir a buena parte de su plantilla, tendrá que reducir gastos corrientes y tendrá que intentar reestructurar la deuda. Y con el resultante de todo eso tendrá que intentar plantar cara a un Partido Popular que, aun con los rigores de la crisis, acostumbra a tener menos dificultad para encontrar donaciones privadas y que, sobre todo, cuenta con un sólido colchón electoral y mucho poder institucional.

El PSOE apenas gobierna en el 30% de los más de 8.000 ayuntamientos españoles y arrastra desde hace años una seria dificultad para sintonizar con los ciudadanos de los grandes núcleos urbanos, en los que, de manera progresiva, ha ido cediendo terreno. Solo tiene 37 alcaldes de ciudades de más de 50.000 habitantes y únicamente administra 9 de las 50 capitales de provincia.

Eso significa que el secretario o secretaria general del PSOE heredará una red de partido tremendamente deteriorada desde la matriz hasta sus últimas terminaciones. Porque, por supuesto, el escalón autonómico tampoco está saneado. Tras la derrota del 22 de mayo, que dejó a los socialistas fuera de todos los gobiernos en los que hubo elecciones, se abrió un periodo de interinidad que tampoco ha permitido poner en orden las federaciones. Con las elecciones generales en ciernes, lo urgente (hacer campaña para salvar los muebles en la medida de lo posible en el ámbito nacional) se antepuso a lo necesario. Y a los secretarios generales que pensaban retirarse, como el balear Francesc Antich o, el aragonés Marcelino Iglesias, se les pidió que no se movieran de sus puestos.

Guerra continua

Solo el PSC, que es un partido independiente asociado al PSOE, celebró su Congreso y renovó su liderazgo el pasado 16 de diciembre. El resto de territorios lo harán tras el 38 Congreso. Así que la guerra ahora abierta no se cerrará en Sevilla dentro de quince días; continuará. La lucha promete ser singularmente dura en las mismas federaciones que ahora han mostrado grandes divisiones: Madrid, siempre convulsa; la Comunidad Valenciana, 'idem', Extremadura y el buque insignia del partido, Andalucía, que dentro de dos meses celebra unas reñidas elecciones.

Ese será otro reto para el flamante líder del PSOE. Por primera vez en toda la democracia los socialistas corren el riesgo de ser desbancados del poder en su principal bastión. Hace meses que las encuestas no les sonríen y sitúan al PP al borde de la mayoría absoluta. El sucesor de Manuel Chaves, José Antonio Griñán, controla a duras penas los fuegos internos. Fue él quien quiso que el 38 Congreso se celebrara antes de los comicios, que tendrán lugar el 25 de marzo, con la idea de que así el PSOE cobraría impulso y podría mejorar su posición. Ahora, muchos aseguran que fue un error y que las prisas ponen difícil hacer un buen diagnóstico de la cuestión antes de elegir a la persona idónea para dirigir el partido.

Esa persona tendrá que ser capaz de elaborar un discurso eficaz que permita a los ciudadanos visibilizar una alternativa clara. No es solo que el PP saque 70 diputados al PSOE, que ha alcanzado su mínimo histórico con 110 escaños, sino que la cámara está muy fragmentada y hay más partidos que nunca, 13, compitiendo por que su voz llegue a una sociedad hastiada que considera a los políticos uno de los principales problemas del país.

El modo en el que los dos principales aspirantes a suceder a José Luis Rodríguez Zapatero afrontan este escenario no puede ser más distinto. Alfredo Pérez Rubalcaba defiende que la situación es tan delicada que llevará un tiempo reconstruir el partido. La suya es una candidatura de transición. En varias ocasiones ha dejado claro que lo que se dirime ahora es la quién se pone al timón de la nave en medio de la tormenta y no quién será candidato a la presidencia del Gobierno en 2015. Para esa otra tarea, los 'rubalcabistas' tienen entre sus preferencias a Patxi López o Eduardo Madina. Pero no hay nada planificado.

La ex ministra de Defensa, en cambio, ha hecho del optimismo su bandera. Asegura que es posible poner en pie el partido desde ya y no deja demasiado lugar a dudas: tratará de ganar las primarias y ser candidata a La Moncloa dentro de cuatro años.

El exvicepresidente primero cuenta con el apoyo de once barones, de los 'guerristas', de 'históricos' como Javier Solana y, presuntamente, de Felipe González. Pero también tiene el respaldo de jóvenes con experiencia como el secretario general de Castilla y León, Óscar López . Con la exministra de Defensa se han alineado, entre otros, Josep Borrell, Cristina Narbona, Miguel Ángel Moratinos, Leire Pajín o Manuel Marín. Y cuenta además con Pere Navarro (PSC), José María Barreda (Castilla-La Mancha) y, supuestamente, aunque no lo confirman, Griñán y Tomás Gómez.