Los equipos de rescate buscan durante la noche en el buque posibles supervivientes. :: ROSSI / REUTERS
MUNDO

La naviera del 'Costa Concordia' admite «un error humano»

El balance sube a seis muertos y dieciséis desaparecidos, mientras el mal tiempo complica la labor de los equipos de rescate

ROMA. Actualizado: Guardar
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«Por desgracia no podemos negar que ha habido un error humano», dijo ayer compungido en rueda de prensa el presidente de Costa Cruceros, Pierluigi Foschi. La naviera del 'Costa Concordia', el crucero de lujo naufragado el viernes en la costa italiana con más de 4.200 ocupantes, admite así lo que apuntan a todas luces las primeras investigaciones, la responsabilidad del capitán en la ruta que tomó el barco, demasiado cerca de tierra.

Los datos de la 'caja negra' de la nave serán conocidos entre hoy y mañana. Foschi dijo con todas las letras que la maniobra ordenada por el capitán, Francesco Schettino, en prisión desde el sábado, «no estaba autorizada». «Ha tomado una iniciativa por su voluntad que es contraria a nuestras reglas», remachó. De este modo la posición de Schettino, que será interrogado hoy por la Fiscalía de Grosseto, se agrava aún más. La compañía lo defendía hasta la noche del domingo, cuando un primer comunicado reprochó su conducta, y ayer Foschi pasó al extremo opuesto al declarar que la empresa es «parte dañada» en el caso.

¿Por qué el 'Costa Concordia' se acercó tanto a la isla del Giglio, donde acabó encallado? La respuesta más plausible hasta el momento es absurda y asombrosa. Es la tesis de un 'saludo' especial al lugar, manejada en un primer momento, pasando cerca y tocando la sirena, aunque ahora parece que no fue una cortesía con los vecinos, sino una deferencia a un miembro de la tripulación, Antonello Tievoli, el 'maitre' de los camareros, natural de la isla, y también en homenaje a un comandante jubilado de la flota que vive en el pueblo, Mario Palombo. Aunque esa noche ni siquiera estaba allí.

«Un gran naufragio por un pequeño favor», resumía ayer el 'Corriere della Sera'. El diario llega a apuntar que se trató de un juego, «casi una burla» hacia el 'maitre' para que viera su casa, porque no había podido desembarcar la semana anterior, como estaba previsto, al fallar el sustituto de reemplazo. El capitán le habría hecho subir al puente de mando para que contemplara la isla, y el propio Tievoli advirtió de que estaban demasiado cerca.

A esta maniobra se refería ayer el presidente de Costa, que subrayó cómo sus barcos pasan «cien veces al año» por ese punto y solo una vez han autorizado un desvío, el pasado 9 de julio. «En todas nuestras naves la ruta se programa por ordenador y si se sale de la ruta saltan las alarmas. Si en este caso ha salido de su ruta es por una maniobra no autorizada», concluyó Foschi. En todo caso, pese a las graves críticas de los viajeros, también aseguró que «todos los miembros de la tripulación se comportaron como héroes» y recordó que fueron evacuadas «4.000 personas en dos horas».

El balance de la tragedia se situó ayer en seis muertos, al ser hallado otro cadáver, y al menos 16 desaparecidos. Sin embargo hay una gran confusión sobre esta cifra, pues el número de personas sin localizar por las distintas embajadas es mayor. Puede que, en medio del caos, algunos estén en algún hotel u hospital y no hayan sido contactados, pero no se descartan más imprecisiones. Solamente Alemania cuenta todavía doce nombres en paradero desconocido, y Francia, cuatro, además de seis italianos, dos estadounidenses y varios de otras nacionalidades.

Manchas de combustible

Las labores de rescate se complicaron ayer por el mal tiempo y fueron interrumpidas durante parte del día cuando el buque empezó a moverse. El navío reposa medio hundido sobre el fondo marino, pero si se desliza puede sumergirse definitivamente hasta una profundidad de 70 metros.

Emerge cada día que pasa con más preocupación el problema del combustible almacenado en el buque, unas 2.400 toneladas. Ayer aparecieron en el agua las primeras manchas de gasóleo y el ministro italiano de Medio Ambiente, Corrado Clini, reconoció que la situación es crítica: «Tenemos poco tiempo para intervenir y vaciar los depósitos, estamos trabajando al límite». Clini espera «en cuestión de horas» el plan de la compañía para recuperar la nave.

Para las tareas de extracción del combustible, en los últimos días llegó a la isla un grupo de expertos holandeses de la sociedad Smith, que examinan el fondo marino y estudian cómo asegurar el buque para poder proceder a la liberación del carburante.

El Gobierno italiano pedirá el estado de emergencia para la isla y se plantea prohibir el paso de cruceros por algunos enclaves del litoral considerados de riesgo y habituales en las rutas de los cruceros, como el propio canal frente a la plaza de San Marcos en Venecia.

La isla del Giglio forma parte de un parque natural marino considerado uno de los más importantes ecosistemas del Mediterráneo.