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Declara en Vigo el ingeniero naval del 'Nuevo Pepita Aurora'

En febrero también comparecerá como testigo el responsable del astillero gallego donde se construyó el pesquero hundido

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La investigación judicial en torno al naufragio del pesquero ¡Nuevo Pepita Aurora' sigue adelante, cuando se han cumplido ya casi cuatro años y medio del hundimiento del barco ante la costa de Tarifa, en el que murieron ocho de los dieciséis tripulantes. Ayer declaró como testigo en el juzgado de Instrucción Número 2 de Vigo, Juan José Rebolo Fonseca, el ingeniero naval responsable del diseño del pesquero Nuevo Pepita Aurora. Su comparecencia fue solicitada por la defensa de José Vega, patrón del 'Nuevo Pepita', que fue uno de los supervivientes del naufragio y el único imputado por la muerte de los tripulantes.

El abogado defensor, Jesús Gómez Grosso, también ha pedido que declare ante el juez Emilio Miragalla Náñez, representante del astillero gallego 'Nodosa' donde se fabricó el pesquero hundido. En su caso, declarará también como testigo en el mismo juzgado el próximo 17 de febrero.

¿Errores en la construcción?

Ambos testimonios fueron rechazados en un principio por el juez instructor de Algeciras que investiga el asunto, pero después fueron admitidos como relevantes. Se han realizado en los juzgados de Vigo para evitar el desplazamiento de ambos testigos hasta Cádiz. Con ellos, la defensa pretende que se aclare si el hundimiento del barco pudo deberse a defectos de fabricación, y si existieron divergencias entre la construcción y el diseño del proyecto.

Gómez Grosso ya solicitó el reflotamiento del pesquero, hundido ante la costa de Tarifa, para averiguar si existieron esos supuestos fallos de construcción. Y aunque la Audiencia Provincial de Cádiz concluyó que era una prueba necesaria, decidió que debía sufragarla el patrón.

La Comisión de Siniestros Marítimos dependiente del Ministerio de Fomento determinó en 2008 que el hundimiento se debió a una falta de estabilidad por llevar más redes de las que podía soportar, y a que las falucheras (los escapes de agua de la cubierta) estuvieran cegadas.