Salón del restaurante La Bodega, del empresario Antonio García Saltares. :: MIGUEL GÓMEZ
Sociedad

La Bodega abre un nuevo bar de tapas

El establecimiento se llamará Plocia 2 y ofrecerá recetas de cocina gaditana y algunas especialidades italianas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El grupo de establecimientos que dirige el empresario gaditano Antonio García Saltares, conocido por el restaurante La Bodega y las pizzerías y la tienda de comida preparada La Bella Italia, tiene previsto iniciar en febrero una nueva aventura en el casco antiguo de Cádiz, en concreto en la calle Plocia, la zona que se está convirtiendo en una de las más atractivas desde el punto de la gastronomía de la ciudad. La idea es abrir en el local que ocupaba hasta hace pocas semanas el restaurante La Cigarrera, un bar especializado en tapas, aunque también se podrá comer en él de raciones o incluso de platos. La oferta será una mezcla de los dos negocios que tiene la empresa y se ofrecerán, en formato de tapas, tanto especialidades de cocina tradicional de La Bodega como platos de inspiración italiana como los que ofrece La Bella Italia. Así se podrán comer pequeñas pizzas o lasagnas, además de berenjenas a la parmesana o los conocidos escalopines con diferentes salsas.

El local, cuya decoración recordará también a los establecimientos del grupo «tendrá un poquito de cada cosa ya que las dos han funcionado muy bien y creo que podemos coger lo mejor y unirno en una oferta de tapas, que es la fórmula que está triunfando ahora», indica Antonio García Saltares.

De hecho La Bodega ha incorporado también ya a su carta una línea de tapas de guisos tradicionales muchos de los cuales estarán también en Plocia 2. El local contará con barra y mesas en el interior y después una terraza. En todos los espacios se podrá tanto tapear como comer a base de raciones o de platos.

Las obras en el local han comenzado ya y las previsiones del grupo hostelero es que empiece a funcionar en febrero. Con esta nueva apertura el empresario gaditano, con el que trabaja ya la nueva generación de la familia, sus hijos Antonio José y Patricia, sumará ya cinco establecimientos en Cádiz.

La cocina de mercado fue defendida en su día por los cocineros vascos y tenía como bandera a Juan Mari Arzak. Se basa en respetar las temporadas de los productos y trabajar con ellos cuando estos están en su mejor punto. Antonio García Saltares, gerente de La Bodega, considera que la fórmula hoy en día está más vigente que nunca y sigue apostando por ella.

Treinta años de vida

La Bodega, uno de los restaurantes clásicos de Cádiz, de esos que sobreviven a las tendencias y los cambios del mercado, cumple ya casi tres décadas, una edad respetable para un sector en el que el mantenimiento de los negocios es una labor dificil. García Saltares estima que la clave de su establecimiento, la garantía que le ha permitido mantenerse durante todo este tiempo es «tratar de no defraudar nunca a nuestros clientes. Hemos tratado siempre de dar un buen servicio y apostar por la calidad en los productos que ofrecemos y evidentemente esto no hubiera sido posible sin la lealtad que nos brindan nuestros clientes y por la entrega de mi familia y del personal que trabaja con nosotros».

Antonio García Saltares es un convencido del negocio familiar. Está muy orgulloso de que su mujer, María Antonia Sánchez Santander y sus hijos, Antonio y Patricia, también están participando en la empresa. Fue precisamente gracias a su mujer como Antonio llegó al negocio de la hostelería. García Saltares, de 63 años, recuerda que desde los 14 compatibilizaba trabajo y estudios y en estos últimos llegó alto ya que se hizo profesor mercantil y con tan sólo 25 años era director financiero de una empresa importante de la Bahía, por entonces, Fábrica San Carlos.

Su trabajo lo acompañaba con llevar la contabilidad de la empresa de la familia de María Antonia, otra institución en Cádiz: El Cantábrico. Poco a poco se fue involucrando más en el negocio familiar hasta que en 1985 se incorporó ya de forma exclusiva a la gestión.

Señala orgulloso que su suegro, Pepe Sánchez, «me ha enseñado el negocio y se lo agradezco mucho». Fue Sánchez el que en 1983 abrió La Bodega. Se trataba de un pequeño despacho de vinos, donde se vendía y se servía directamente de las botas que todavía hoy se mantienen. La Bodega está decorada con cuadros y carteles que resumen las aficiones de García Saltares: los toros, imágenes antiguas de Cádiz y el Carnaval, en concreto, Paco Alba. Varios libretos de agrupaciones suyas cuelgan de las paredes.