Eterna adolescencia D e pura lógica

La adolescencia es una etapa de transición, de cambio, de interrogantes. Y la sociedad española es una eterna adolescente. Así nos va. Envidio el respeto por sus instituciones que tienen los anglosajones y centroeuropeos, compatible con un sano espíritu crítico. En España, el eterno adolescente inestable, no sucede lo mismo. En el siglo XIX tuvimos seis o siete constituciones, un proyecto de constitución republicana, tres dinastías, una república que primero fue unitaria y después federal, y el cantonalismo. Y en el siglo XX, hasta 1975, no íbamos mejor. Ahora tenemos el 'caso Urdangarín'. A base de detener a la gente delante de las cámaras de televisión y de juzgarlos en la telebasura nos hemos olvidado de un punto básico: la presunción de inocencia. El delito merece castigo, pero en este caso se están usando esos presuntos delitos para apuntar más allá. La Monarquía es discutible, pero siguiendo los cauces constitucionales previstos. No es así en otros países y, la verdad, no les va mal. Problemas tuvo la presidencia de Estados Unidos durante el comportamiento indigno de Clinton. Pero a nadie se le ocurrió cuestionar la forma de estado en USA. Como decía Javier Gómez de Liaño hace unos días, el debate por la libertad no está situado entre monarquía-república, sino entre democracia-dictadura. Es defendible una monarquía como el reino de Suecia, tanto como las repúblicas de Suiza o de Estados Unidos. Monarquía y República se encuentran en el mismo terreno: la identidad nacional y la propia historia cuando están al servicio de la libertad; o la mascarada terrorífica cuando sirven de coartada a tiranos. No podemos consentir que se intente deteriorar la Monarquía gratuitamente: nos han robado la independencia del Poder Judicial y no hemos rechistado. Un ejército de políticos indignos ha desprestigiado el noble arte de la política. ¿También vamos a consentir que echen por tierra la institución constitucional más valorada por los españoles? Que juzguen a Urdangarín y caiga la ley sobre él si ha delinquido. Pero nada más. La estabilidad de las instituciones de un país no pueden depender de la mala conducta de sus integrantes, sino de la ley.

El Gobierno recién estrenado acaba de lanzas un mensaje a las entidades financieras que han recibido el maná de las ayudas públicas. Para que no se llamen a engaño ha sido nítido y contundente. Se trata de algo que muchos esperábamos ante situaciones que tantas quejas han venido originando en la sociedad por lo que tienen de inconcebible e injusto. Ha venido a decir la autoridad económica competente, léase Luis de Guindos, que los gestores que han dispuesto de las ayudas millonarias realizadas por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y que no supieron frenar el colapso de la entidad que presidían no pueden disfrutar de un retiro dorado con a sumas astronómicas que claman al cielo por escandalosas. Una medida lógica que muchos agradecerán, sobre todo los que piensas que los bancos sí tienen buena parte de culpa de la crisis.