Alemania inmortaliza a la Stasi
El Gobierno germano convierte en museo el edificio donde el temido general Mielke dirigió los servicios secretos de la ex RDA
BERLÍN. Actualizado: GuardarLas paredes del edificio, otrora el lugar más temido y odiado por la población de la antigua RDA, están recién pintadas. En la entrada, el busto de Carlos Marx y una pequeña camioneta que utilizaban los agentes alemanes de la Stasi para transportar a los «enemigos del pueblo» ofrecen al visitante una somera idea del mundo que imperó en el lugar, cuando el famoso y temido general Erich Mielke, el jefe supremo de la policía secreta germana, ejercía su poder desde la segunda planta del edificio.
Hace dos días, la 'Casa 1', convertida ahora en el Museo de la Stasi, reabrió sus puertas para recibir a los visitantes que aún sienten curiosidad por conocer de cerca el mundo secreto que inventó Mielke para espiar a sus compatriotas. El general perdió su trabajo y la oficina desde donde ejercía un poder casi absoluto en el país de la hoz y el martillo el 15 de enero de 1990, cuando una multitud enfurecida -y que ya había perdido el miedo- asaltó el cuartel general, una pequeña ciudad prohibida enclavada en el barrio de Lichtenberg en Berlín Este.
Ese día, la Stasi desapareció para siempre, el país se encontró con el legado terrible de las famosas «actas» y, algo raro, la oficina que ocupaba el general se salvó por milagro de la furia popular. En vísperas de un nuevo aniversario de la gesta, las autoridades invitaron a la población a celebrar la reapertura del pequeño y famoso museo que pretende recordar que el paraíso socialista alemán no era otra cosa que una dictadura despiadada que se mantuvo en el poder durante 40 años gracias al terror y a la vigilancia que ejercieron los servicios secretos.
La fiesta popular que tuvo lugar en la antigua ciudad prohibida del general Mielke no congestionó los alrededores del enorme complejo, ni tampoco hubo aglomeraciones a la entrada de la 'Casa 1', pero todos los visitantes querían recorrer la segunda planta del edificio donde el famoso 'señor del miedo', como era conocido Erick Mielke en la ex RDA, tenía su despacho. «Era el hombre más poderoso del país, pero esta oficina no respira lujo», admitió un hombre de unos 70 años, mientras se dejaba fotografiar por su esposa. «Todo el mundo le tenía miedo», añadió.
La oficina de Mielke tiene un ambiente pequeño burgués y en sus paredes aún reina un aire rancio, a pesar de haber sido pintadas no hace mucho. Un funcionario del centro explica a las visitas que los muebles son originales y que solo falta la caja fuerte que tenía el general, una máscara mortuoria de Lenin, que yace ahora en algún lugar desconocido, y los teléfonos originales que utilizaba el general para comunicarse directamente con Erich Honecker y su homólogo de la KGB en Moscú, que también descansan en un depósito.
A pesar de la renovación y el tiempo transcurrido (22 años), el despacho de Mielke aún huele a misterio y secretismo y los visitantes tienen la rara sensación de sentir en carne propia la política represiva que diseñaba 'el señor del miedo' y sus ayudantes para vigilar y castigar a los enemigos del régimen, que no eran otros que los propios ciudadanos de la ex RDA. ¿Acaso la Stasi no se había autoproclamado como el «escudo y la espada» del sistema?
Herramientas de espionaje
Los curiosos que llegaron al antiguo reino de Mielke también pudieron contemplar algunas de las herramientas que utilizaba la Stasi para espiar a la población: cámaras fotográficas minúsculas escondidas en trozos de leña o en corbatas y chaquetas con botones micrófonos. En un bloque anexo, el edificio más protegido del complejo también abrió sus puertas para recibir a los visitantes, que pudieron visitar los largos pasillos donde descansan las famosas «actas» de los antiguos servicios secretos. Se trata de una biblioteca construida con informes que los soldados de Mielke escribían sobre los supuestos enemigos del régimen comunista.
El reino de Mielke estaba formado por 90.000 agentes de tiempo completo y cerca de 200.000 informantes, un ejército implacable que tuvo éxito en espiar a los ciudadanos de la ex RDA, pero que no pudo impedir que la población se rebelara contra el sistema y echara abajo el famoso Muro.
Para mantener viva esa época de terror en la Alemania actual, el Gobierno ha gastado 11 millones de euros para renovar el despacho del 'señor del miedo' y la 'Casa 1'. «Con este museo queremos recordar el sufrimiento de las víctimas que fueron espiadas, encarceladas y destruidas por la Stasi», dijo el ministro de Cultura alemán, Bernd Neumann, al reinaugurar el edificio. «El sufrimiento de las víctimas nunca será olvidado», aseguró.
Cuando la RDA dejó de existir, el propio Erich Mielke fue llevado ante la Justicia y condenado a seis años de prisión por un crimen cometido en 1931. Poco antes de morir, en mayo de 2000, su hijo lo encontró hablando por un teléfono averiado: el anciano daba órdenes a sus agentes invisibles para que buscaran a su perro.