Sociedad

LA BALANZA OXIDADA

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Los jueces han zanjado el crimen con la condena de Carcaño, asesino confeso de Marta del Castillo, a veinte de los cincuenta y dos años solicitados. Quiere decirse que el repulsivo jovencito que la mató, con un poco de suerte y si se porta bien en el trullo, también conocido como el talego, saldrá mucho antes. Basta con que se muera el Papa actual, que no es ningún niño, para que en los piadosos países católicos se propongan rebajas de condena. Total, que la criaturita tiene la posibilidad de coincidir en un bar con el abuelo de Marta, tomándose una cerveza en la barra.

Es inútil poner el grito en el cielo, ya que se sabe que los dioses no oyen y además se niegan a usar sonotones. ¿Para qué pedir Justicia? La indignación general ha hecho que se recurra el fallo que únicamente condena al asesino y absuelve a los demás acusados que se van, si no de rositas, ni con laureles, sí con la tranquilidad de conciencia de la que gozan los que no la tienen. Ya sabemos que la Justicia no es de este mundo, pero eso no exime de buscarla por aquí, ya que no conocemos localidades más altas. Sus dos platillos están herrumbrosos. No es lo peor. La balanza está trucada y no siempre por prevaricaciones. Se puede delinquir por comodidad y por ganas de quitarse de en medio un asunto engorroso que chorrea sangre. Se puede ser un «pringao» por el higiénico temor a no mancharse.

-Pide Justicia, hijo- aconseja un padre, en el relato pampero de Borges. Luego, lo piensa más detenidamente y rectifica:

-Pero será mejor que no pidas nada.

La Audiencia de Málaga, hablando de asuntos de distinto grado, pero de igual esencia, mantiene libres sin fianza a Del Nido y a Muñoz, alias 'Cachuli'. También extiende su decisión a todos los condenados por el 'caso Minutas' y rechaza las medidas cautelares solicitadas por la Fiscalía. Entre unas cosas y otras, la Justicia española, de momento, está vista para sentencia.