Opinion

Garzón, ante el juez

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Este martes Baltasar Garzón se sentará en el banquillo en la vista de la primera causa de las tres que se siguen contra él, acusado de haber intervenido comunicaciones de presos con sus abogados en el 'caso Gürtel'. El día 24, comienza otro juicio por haber investigado los crímenes del franquismo sin ser competente, y aún le restará otra causa más por haber cobrado indebidamente intervenciones académicas de patrocinadores a los que después habría devuelto favores. Garzón, que fue a la política en 1993 para regresar a la judicatura un año después, ha sido un juez atípico, ególatra, heterodoxo y, según sus críticos, poco cuidadoso con los procedimientos. Durante su dilatada carrera en la Audiencia Nacional, se ha ganado muchos enemigos dentro y fuera de la judicatura. Y todo indica que, cuando sus excentricidades han superado una determinada masa crítica, el estamento judicial en su conjunto ha decidido pedirle cuentas de su actuación. Habrá que ver si su trayectoria estelar resiste ahora el contraste con el rigor jurídico o si habrá echado por la borda su carrera judicial. En cualquier caso, el aviso está dado y los aspirantes a juez estrella habrán de comportarse ahora con mayor discreción.