Interior destituye al jefe policial de Euskadi imputado por el chivatazo
El número dos de la Policía será un mando castigado por el PSOE y al frente de la lucha antiterrorista estará un hombre de Aguirre
MADRID. Actualizado: GuardarComo diputado le señaló una y mil veces en el Congreso como autor del chivatazo a ETA y ahora, como director general de la Policía, Ignacio Cosidó, le ha cesado de forma fulminante en sus primeros nombramientos. Enrique Pamiés, el jefe superior de Policía del País Vasco desde 2005 y acusado de haber dado el soplo al aparato de extorsión terrorista, fue relevado ayer por Fernando Amo, el hasta ahora comisario provincial de San Sebastián, un veterano funcionario que ha desarrollado toda su carrera policial, casi tres décadas, en Euskadi.
La rápida destitución de Pamiés, aunque esperada, ha sido el gran golpe de efecto de la remodelación de la cúpula del Cuerpo Nacional de Policía. El nuevo director, que el miércoles cesó a diez de los trece miembros de la junta directiva de la Policía, anunció ayer la nueva dirección de la institución en la que ha habido pocas sorpresas. Cosidó se ha rodeado de personal de su absoluta confianza con un perfil bastante coincidente, el de veteranos mandos con largo historial que ya ocuparon tareas de responsabilidad en pasados gobiernos del PP y que han pasado, la mayoría, una travesía del desierto durante las dos últimas legislaturas socialistas.
Ese es sobre todo el caso del nuevo número dos del cuerpo, Eugenio Pino. Este veterano comisario, que estuvo al frente de las Unidades de Intervención Policial (UIP, antidisturbios), fue defenestrado tras la llegada del PSOE -incluso 'desterrado' a Huesca-. Pino quedó marcado para el anterior Gobierno por encabezar la guerra judicial contra el Ministerio del Interior con su reclamación de una mayor profesionalización en la institución.
Contra ETA
Otro de los puestos claves del nuevo organigrama también era una 'bestia negra' para el PSOE. Enrique Barón, el que fuera jefe superior de Policía en el País Vasco en los años más duros de ETA, pasa a encabezar la Comisaría General de Información, la responsable de la lucha antiterrorista. En los últimos años, Barón se había refugiado en la Comunidad de Madrid como máximo responsable de la seguridad del Gobierno de Esperanza Aguirre.
No ha extrañado tampoco, ni mucho menos, el cese del comisario general de Policía Judicial, Juan Antonio González, máximo responsable de la investigación sobre el 'caso Gürtel', al que Cosidó reclamó en sede parlamentaria su destitución tras conocerse que había participado en una cacería junto al juez Baltasar Garzón y el exministro de Justicia Mariano Fernández Bermejo días antes de las primeras detenciones. El puesto de González, uno de los más importantes del cuerpo por la envergadura de las investigaciones, pasa a ocuparlo Enrique Rodríguez Ulla, otro mando que vivió sus mejores momentos bajo el último gobierno de José María Aznar, cuando llegó a ser jefe de la brigada de Policía Judicial en Madrid, y que en los últimos años había estado apartado en una comisaría de distrito.
Un perfil menos político tiene la primera mujer que pasa a dirigir una comisaría general, la de Policía Científica. Pilar Allúe, la actual jefa superior de Cantabria y primera mujer comisaria de la historia del cuerpo, mandará en este departamento, hasta ahora encabezado por Miguel Ángel Santano, otro mando que gozaba de muy pocas simpatías en el PP por su trabajo en la investigación de los atentados del 11-M.
Del resto del nuevo organigrama destaca el nombramiento de Alfonso José Fernández Díez, exjefe de los servicios de Información en Euskadi, como jefe superior de Policía de Madrid, tras el fallecimiento de su antecesor.
La reestructuración provocó la crítica del mayor sindicato del cuerpo, el SUP, que llegó a asegurar que Cosidó ha puesto al mando de la institución a la «peor» y «más politizada» cúpula de la democracia.