Un sirio yace herido tras el ataque contra una marcha en Homs. Arriba, una imagen del reportero francés fallecido ayer. :: J. EID / AFP
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La violencia en Siria asesta un golpe mortal a la prensa internacional

Muere un periodista francés y un reportero holandés resulta herido al ser alcanzados por el fuego de un mortero en la localidad de Homs

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Un reportero francés murió ayer en un ataque con mortero en la ciudad siria de Homs, apenas un día después de que Bashar el-Asad arremetiera contra la prensa internacional, a la que ha acusado de trabajar para destruir el país. En el atentado, del que se desconoce su origen, perdieron la vida también ocho civiles, víctimas de la espiral de sangre y violencia que ha causado ya más de 5.000 muertes desde que estallaron las protestas a mediados del pasado marzo.

El periodista, identificado como Gilles Jacquier, de France 2, había viajado con un grupo de reporteros internacionales en una visita organizada por las autoridades a Homs, la ciudad abanderada de la revolución y más golpeada por la represión. Las circunstancias del atentado son confusas pero, al parecer, Jacquier y otros colegas visitaron un hospital y a la salida coincidieron con una manifestación de apoyo a El-Asad, que fue alcanzada por un mortero, según indicó Efe. Otro informador, de nacionalidad holandesa, se encuentra entre los 25 heridos del ataque, informó Reuters. La oposición apunta al régimen como único autor de los hechos.

En respuesta al ataque que se cobró la vida del periodista galo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, reclamó ayer al Gobierno de Damasco una investigación para esclarecer cuanto antes las circunstancias del fallecimiento de Jacquier, que «solo hacía su trabajo». En un comunicado difundido por el Elíseo, el mandatario alabó la labor del reportero y exigió a El-Asad «que esclarezca la muerte de un hombre que no cumplía sino con su profesión: informar».

Hasta ahora, el Gobierno sirio ha otorgado muy pocos visados a periodistas y los que sí lo han obtenido han denunciado una vigilancia sofocante de las autoridades, que les han llevado principalmente a zonas donde no había conflicto o en las que se celebraban marchas a favor del régimen. Aunque algunos reporteros foráneos han conseguido entrar en el país de manera no oficial, la mayor parte de la información e imágenes de las masacres y el sufrimiento de las poblaciones rebeldes han salido al exterior gracias a vídeos, fotografías y testimonios que algunos ciudadanos han subido a Internet.