Haití se ahoga entre escombros dos años después del terremoto
La escasez de comida, viviendas y asistencia médica dibujan el drama de un país en el que la falta de ayudas dificulta la recuperación
LA HABANA. Actualizado: GuardarCuando el 12 de enero del 2010 un devastador terremoto asoló Haití, el tiempo se paró. El temblor de 7 grados sacudió la isla caribeña y las conciencias de la comunidad internacional que prometieron, de palabra, más de 4.000 millones de euros en dos años y 8.000 millones en el decenio. Dos años después no se ha entregado ni la mitad del dinero ofrecido (43%), 520.000 personas siguen viviendo en insalubres campamentos de plásticos y palos, la escasez de alimentos afecta a 4,5 millones de habitantes y el 60% de la población no tiene trabajo. El drama es tal que muchas niñas damnificadas recurren a la prostitución para comprar agua. Las agencias humanitarias, sin embargo, reconocen avances pero también que falta mucho por hacer.
Sin el mortal seísmo, ni la posterior epidemia de cólera, Haití ya era el país más pobre del continente americano. Según un informe de Naciones Unidas, un 80% de su población vivía con menos de 1,5 euros diarios, el 47% no tenía acceso a atención médica, la mitad de los niños no iba a la escuela, y solo el 5% de las carreteras estaban en buen estado.
«Haití no es un país destrozado por el terremoto de enero de 2010, es un país expoliado desde mucho antes», recuerda el economista Camille Chalmers. Pero el seísmo acabó de estropear el desolador panorama. Mató a 222.570 personas, hirió a 300.572, dejó sin casa a 1,5 millones y unos daños materiales estimados en 6.500 millones de euros. Diez meses después, una epidemia de cólera se cebó con más de 520.000 de habitantes, de los que murieron 7.000.
Como imagen de la magnitud del desastre todavía se mantiene caída la cúpula que imitaba a la del Capitolio de EE UU y coronaba la sede de la presidencia. El remedio no era reconstruir lo derruido y marcharse, sino diseñar y enseñar a los haitianos a regirse mediante una nueva estructura institucional y levantar el país con estándares pensados en mejorar el futuro.
Tímidos avances
Para Cecilia Millán, directora de Oxfam en la isla caribeña, este aniversario «debe ser una llamada a la acción. A pesar de la aparente lentitud de la reconstrucción, se trata de una gran oportunidad para que la élite política y económica del país haga frente a la pobreza crónica y a la desigualdad que ha asolado a la nación en décadas.
Las agencias humanitarias, por su parte, llevan 24 meses trabajando sobre el terreno y reclamando fondos, unos 200 millones de euros para el 2012. Hasta el momento, han logrado reubicar a un millón de personas, se han retirado cinco millones de metros cúbicos de escombros -unos 5 campos de futbol pero según el Programa de la ONU apenas es el 25 % del total-, tres millones de personas son ayudadas para purificar el agua que toman y se han construido más de 430 kilómetros de carreteras.
Lentamente, los haitianos intentan recuperar una normalidad que se resiste. Desde Misiones Salesianas, que trabaja en el territorio desde 1936, aseguran que solo en sus centros educativos han vuelto a las aulas 23.000 niños y jóvenes y más de 1.200 profesores. También que «Haití es un país fuerte y el terremoto da la oportunidad de hacer un país mejor». No obstante, la mayoría de la población sigue sin agua corriente, redes sanitarias y asistencia médica.
Oxfam reconoce que la confrontación entre el presidente Michel Martelly y el Parlamento han bloqueado la reconstrucción y, en ese sentido, sugiere mayor cooperación entre la sociedad civil y las autoridades. Pero la ONG insiste en la importancia de que los donantes permanezcan en Haití y cumplan las promesas.