Ciudadanos sirios siguen el discurso televisado de Bashar el-Asad en un café en Damasco. :: LOUAI BESHARA/AFP
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El-Asad anuncia elecciones en Siria

El presidente intenta aplacar las críticas de la comunidad internacional mientras crece la represión

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Como el que va a interpretar una obra, Bashar el-Asad entró ayer al escenario de la universidad de Damasco, saludó con una inclinación a su público, que lo vitoreaba fervientemente, y se puso detrás del atril. Durante más de una hora y media lo negó todo. Negó que se haya ordenado disparar contra los manifestantes, entre los que hay más de 5.000 muertos, según la ONU. Negó que los sirios estuvieran en su contra o que él piense «abandonar sus responsabilidades». Y culpó de los males del país a «conspiradores extranjeros», a terroristas, a los medios de comunicación e incluso a la Liga Árabe.

En su primer discurso público desde el pasado mes de junio, el presidente sirio mantuvo un tono combativo que cerraba la puerta a cualquier tipo de acercamiento con la oposición. Las amenazas, dijo, se combatirán con «puño de hierro» y se vencerá a los «terroristas» -como el régimen ha denominado desde el principio a los manifestantes que piden a El-Asad que abandone el poder- porque «no va a haber flexibilidad con los que aterroricen a los ciudadanos», señaló.

El-Asad combinó las amenazas con anuncios de tímidas reformas, que explicó con tanto detalle como escepticismo despiertan entre la oposición. Anunció que se celebrará un referéndum sobre la nueva Constitución en la primera semana de marzo. Se espera que esta nueva Carta Magna, que está siendo elaborada por una comisión designada por el régimen, permita el pluripartidismo y acabe con la tiranía del partido único Baaz, que la actual Constitución denomina como «líder del Estado y la sociedad». Después de la consulta pública, podrían celebrarse elecciones legislativas, en mayo o junio, proclamó el mandatario. Que en dos o tres meses la oposición, tras casi cinco décadas de monopolio del Baaz, pueda organizarse, formar partidos y presentarse a unas elecciones, no llega ni a la categoría de brindis al sol.

Pero más siniestra fue aun su afirmación de que «no ha habido ninguna orden de ninguna institución del Estado para disparar contra los ciudadanos», precisamente en un día en el que 27 personas murieron debido a la represión en distintos puntos del país. La realidad de Bashar el-Asad está muy lejos de la que recogía en diciembre el informe de la ONG Human Rights Watch, que entrevistó a decenas de soldados desertores que relataron cómo las órdenes de sus superiores eran «abran fuego. No se les pedirán explicaciones».

«Oscuro complot»

Muy en su línea, El-Asad culpó ayer a una «conspiración de fuerzas extranjeras» de las revueltas que están teniendo lugar en Siria. Este complot, «que está siendo diseñado en una sala oscura, ya no se esconde, ahora es claro y visible para todo el mundo», aseguró el presidente sirio en un discurso que la oposición califica de «negación de la realidad». Esta conspiración ya no está solo formada por los tradicionales enemigos occidentales del país, sino también por cientos de medios de comunicación extranjeros que se han puesto en contra del Gobierno, según el mandatario, y que han deformado la realidad incluso en las entrevistas televisadas que él mismo ha dado.

A El-Asad apenas le quedan amigos, ya casi ninguno entre sus vecinos árabes. El presidente, consciente de ello, ayer arremetió también contra la Liga Árabe y metió el dedo en la llaga que más daño está haciendo en el último año al organismo: la incongruencia de que una institución entre cuyos miembros se encuentran monarquías absolutistas que parecen sacadas de la Edad Media demande a regímenes como el de Damasco más democracia. «El primer parlamento sirio se formó en 1917. ¿Dónde estaban ellos en aquel entonces», ironizó el mandatario, que comparó la situación a la de un médico que pide a su paciente que deje de fumar mientras él tiene un cigarrillo en la boca.

La Liga Árabe, que ha suspendido la participación de Siria y le ha impuesto sanciones, desplegó el pasado 26 de diciembre observadores en el país. La violencia, según han podido contemplar los observadores, no se ha frenado, mientras que ha crecido la animadversión de los seguidores del régimen hacia los miembros de la delegación. Ayer, varios observadores fueron atacados por manifestantes que gritaban a favor del presidente en la provincia de Latakia. Resultaron muy levemente heridos, pero el asalto desató una respuesta contundente de la Liga, que exigió al Gobierno que proteja a la misión.