Presos de ETA
Actualizado: GuardarEl lehendakari Patxi López respondió ayer a la multitudinaria manifestación que el sábado recorrió las calles de Bilbao por los presos de ETA señalando que «otra política penitenciaria es posible», postura en la que coincidió el presidente del PNV, Iñigo Urkullu. Es de suponer que ambos se referían a la eventualidad de que los internos condenados o procesados por actividades terroristas sean recluidos en cárceles próximas a sus lugares de origen y a sus familiares. Más que de un derecho como tal se trataría de una medida idónea para el logro de la reinserción que la Constitución fija como uno de los objetivos del cumplimiento de penas de prisión. Hasta ahora el problema era que la concentración de los activistas de ETA presos en unas pocas cárceles favorecía su encuadramiento bajo la disciplina de la banda y el control sobre aquellos reclusos que optaban por solicitar beneficios penitenciarios. Pero tras el cese definitivo del terrorismo surge un problema nuevo, cual es la pretensión etarra de convertir el acercamiento en la primera de las concesiones del Estado, que siguiendo los objetivos de la banda continuarían hasta devolver la libertad a quienes los tribunales han sentenciado como culpables de terribles y continuados crímenes.