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Los análisis descartan que la gobernante padezca cáncer de tiroides

La mandataria recibe el alta al considerar los médicos que se halla en «óptimo estado general» y variar su primer diagnóstico

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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Finalmente, lo que padecía la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, no era cáncer. Así lo confirmaron ayer los primeros estudios posteriores a la intervención quirúrgica realizada hace cuatro días en la que se le extrajo por completo la glándula tiroides. La mandataria fue dada de alta ayer con el nuevo diagnóstico de «adenomas foliculares» y ya no requerirá tratamiento con yodo radiactivo.

«La Unidad Médica Presidencial tiene la satisfacción de comunicar que el estudio histopatológico definitivo consideró la presencia de nódulos en ambos lados de la glándula tiroides pero descartó la presencia de células cancerígenas, modificando así el diagnóstico inicial de la punción», detalló el parte médico leído por el portavoz presidencial, Alfredo Scoccimarro. El equipo que operó a la presidenta en el Hospital Austral de la localidad bonaerense de Pilar consideró, por tanto, que con la operación es suficiente y no será necesario aplicarle yodo como estaba previsto inicialmente, cuando se creía que los nódulos constituían un tumor maligno.

El informe destacó además que la jefa de Estado «descansó normalmente» y que «se encuentra en óptimo estado general», motivo por el que fue dada de alta 72 horas después de su intervención. En el mismo momento en que se informaba de las novedades, Fernández partía en helicóptero hasta la residencia presidencial de Olivos, en la misma provincia de Buenos Aires, junto a sus hijos, Máximo y Florencia Kirchner, que la acompañaron en todo momento.

Agradecimiento

En el mismo parte, la mandataria y sus familiares incluyeron un mensaje de agradecimiento «a todas las personas, ciudadanos, militantes, personalidades nacionales e internacionales por sus muestras de afecto y preocupación por su salud». Asimismo, expresaron el «reconocimiento al equipo profesional» que la atendió «y a todo el personal del Hospital Austral por su calidez y afecto».

La noticia sobre la enfermedad de la presidenta había causado gran conmoción en la última semana del año, cuando el portavoz, repentinamente, dio a conocer que Fernández padecía un tumor maligno de tiroides y que sería intervenida para extirparle la glándula. De inmediato, los líderes de la región se solidarizaron con ella y le enviaron mensajes de aliento.

Del mismo modo, poco antes de la operación, centenares de militantes llegaron hasta las puertas del Hospital Austral para una vigilia que se prolongó hasta ayer a pesar de la temperatura superior a los 30 grados. Los simpatizantes celebraron con alivio el «milagro» que puso fin a la inquietud por el estado de salud de la mandataria y comenzaron su regreso a casa con gran algarabía.