El defensa del Real Madrid Sergio Ramos celebra su gol en el partido de ayer ante el Granada. :: JAVIER LIZÓN / EFE
MÁS FÚTBOL

Una máquina de hacer goles

Sin brillo, la pegada del líder, encabezado por el lesionado Benzema, acaba con el animoso Granada en poco más de un tiempo El Madrid vuelve a notar el parón navideño pero continúa siendo demoledor

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cuatro días antes estuvo a punto de tirar la eliminatoria de Copa en un pésimo primer tiempo, pero el reencuentro con la pelea por la Liga, el objetivo prioritario de Mourinho, quedó zanjado en poco más de 45 minutos. Aunque el Real Madrid sufrió en la primera parte ante un animoso y atrevido Granada a causa de sus errores defensivos, el líder volvió a sacar a relucir su demoledora pegada y acabó con el modesto equipo andaluz al comienzo de la segunda parte. Benzema, que no deja de crecer en la elaboración y la definición, se ganó el puesto frente al Málaga, fue titular ante el Granada, y firmó un doblete que permitió al Madrid solventar con éxito el primer partido liguero del año, aunque se tuvo que retirar lesionado en el tobillo y debió dejar su sitio en la banda derecha al canterano al que había arrebatado el puesto. No firmó un buen partido el favorito, pero su contundencia goleadora fue suficiente para acallar los murmullos de la primera parte y acabar con un Granada que jugó muy bien de medio campo hacia adelante, pero que no aguantó más que un tiempo.

Con la enorme diferencia de calidad entre ambos equipos y, a pesar de la ilusión del Granada y de sus 5.000 seguidores en su regreso al Bernabéu 36 años después, el Madrid no podía fracasar ante su afición, aunque se echó en falta mucha más fluidez y brillo, aparte de que volvió a conceder demasiadas oportunidades al rival. Las vacaciones parecen haber mermado demasiado al equipo, aunque no ha perdido nada de su potencial rematador, que puede permitirle, y va camino de ello, batir esta temporada el récord goleador en la historia de la Liga.

En ataque, pocos reproches, aunque en defensa sí hubo excesiva preocupación para la entidad del rival y lo que pesa el Bernabéu. Superada su lesión, Sergio Ramos regresó al once, pero el Madrid acusó de nuevo su falta de concentración defensiva, lo que permitió que el Granada se creciese y estuviese muy cerca incluso de adelantarse en el marcador a la media hora. Lo impidió Casillas poco después del empate, en unos minutos de enorme desconcierto blanco.

Bajón de juego

El Madrid volvió a demostrar que, juegue bien, mal o regular, su ataque es impresionante, capacitado para fulminar, excepto al Barça, a cualquier enemigo que se le ponga por delante, aunque el estado de forma físico de sus jugadores no sea el idóneo. Con la experiencia de la segunda mitad frente al Málaga, en esta ocasión jugaron juntos de salida Benzema e Higuaín -aunque ninguno de los dos terminó-, y marcaron ambos. Muchísimo mejor estuvo el francés que el argentino, y también que Cristiano Ronaldo, que participó en la magnífica jugada colectiva que abrió el marcador y rompió su mala racha al cerrar la goleada. Tardó en llegar el primer tanto madridista para la ambición y la ofensiva madridista que llevó a cabo el equipo de Mourinho en el inicio, aunque el equipo no cumplió después con lo que quiso su técnico, porque exigió concentración máxima y sus jugadores se dejaron superar durante un tramo por un Granada que no se arrugó, quiso jugar y tuvo una actitud encomiable. Incluso cuando ya había sido vapuleado en el marcador por el líder.

El Granada recibió excesivo castigo en el Bernabéu, pero es que al Madrid no dejan de caérsele los goles. En grandes acciones elaboradas, a balón parado, con lanzamientos en largo hacia el delantero... Dispone de tantas variantes ofensivas que es difícil escapar de la voracidad goleadora de este equipo que confía en que tiene más regularidad que Barça y va lanzado a por la Liga. Mourinho montó la alineación basándose en la segunda parte del reciente choque copero que todavía colea, y acertó al alinear a Benzema en lugar de Callejón, porque el delantero francés está enorme y supermotivado, aunque no pudo acabar porque se hizo daño en la acción con la que culminó el 4-1. Fue la peor noticia de un encuentro en el que el Madrid volvió a jugar a impulsos.