Obama afina su discurso para contrarrestar el tirón de Romney
Los resultados de Iowa perfilan a un candidato republicano menos conservador de lo que desean los estrategas de la campaña demócrata
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarAunque acertaron las encuestas y ganó el favorito, la victoria por los pelos de Mitt Romney en Iowa deja intactas las opciones de otros republicanos en la larga lucha por la nominación a la Casa Banca. Ese pensamiento, expresado por una larga lista de expertos y comentaristas, no cuadra con la estrategia diseñada por los ayudantes de campaña de Obama, muy condicionados por el hecho de que fue precisamente en ese estado del Medio Oeste donde el entonces aspirante demócrata dio un golpe de autoridad ante Hillary Clinton llevándose una plaza que resultaría decisiva para la suerte de las primarias en 2008. Desde el martes, el exgobernador de Massachussets no solo se consolida como el oponente más probable a ojos del núcleo duro del presidente sino en el más temido.
Puestos a elegir, los demócratas preferían una realidad en blanco y negro donde un aspirante marcadamente conservador como Gingrich o Santorum surgiera como eventual contrincante de un Obama que precisa seducir al votante independiente como vía obligada para la reelección. Que alguien como Romney, etiquetado de blando por las bases republicanas, empiece a concretar sus posibilidades no es un hecho que entusiasme a la mayoría del partido. Y sin embargo, nadie como él está en condiciones de pelear por el codiciado electorado de centro de tanta trascendencia en los Estados clave que deciden la contienda presidencial.
Un candidato «débil»
Con la oposición ocupando durante demasiadas semanas el grueso del debate político, Obama apenas dejó pasar unas horas tras conocerse los resultados de Iowa para saltar al ruedo de la campaña. Lo hizo con un discurso en Ohio donde defendió las políticas económicas tan criticadas por los aspirantes conservadores.
Esta vez, en lugar de meterse solo con la mayoría republicana en el Congreso, que ha actuado de gran lastre de sus medidas en el último año, el mandatario se centró en explotar las contradicciones de los que aspiran a arrebatarle el sillón presidencial. A Romney lo describió como un candidato débil que, para congraciarse con la base conservadora de su partido, cambia de posturas según le convenga.
David Axelrod, principal estratega político de la campaña de Obama, lo definió como «el hombre del 25% y hasta que demuestre lo contrario, no podemos dar por cerrado este proceso de nominación». Axerlrod ahondó en la llaga de la falta de pegada del aspirante republicano argumentando que su estrecha victoria solo demuestra la falta de entusiasmo de los votantes con su candidatura.
También acusó a Romney de lanzar, con la ayuda de un comité de acción política, «la campaña negativa más brutal que jamás se ha visto en Iowa» contra otro aspirante presidencial republicano, Newt Gingrich, uno de los favoritos a tener en cuenta todavía. Ese comité, que bajo las leyes electorales debe actuar de forma independiente, ha gastado más de tres millones de dólares en anuncios publicitarios, la mayoría en contra del ex portavoz conservador en la Cámara de Representantes.