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Iowa desnuda la división republicana

El primer 'caucus' enfrentó una campaña multimillonaria con otra que buscó la cercanía del votante por bares y ferias Romney y Santorum evidencian el choque entre el voto útil y la adhesión ideológica

DES MOINES. Actualizado: Guardar
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Iowa cumplió el martes con su verdadera misión electoral, que no es tanto elegir al candidato presidencial como eliminar aspirantes. Antes de que acabase la noche, el gobernador de Texas, Rick Perry, anunciaba que se volvía a su Estado para reflexionar sobre los malos resultados obtenidos. Más contundente fue Michele Bachmann, que renunció a «poner a otra Michelle en la Casa Blanca». La retirada de la madrina del Tea Party en el Congreso deja paso a Rick Santorum, el verdadero triunfador de los 'caucus' del martes, que recogerá el voto ultraconservador.

Su victoria en las primarias más reñidas de la historia ha dividido salomónicamente a los conservadores entre el voto útil que encarna el exgobernador de Massachusetts Mitt Romney y el ideológico que ha logrado capturar Santorum. «Habrá un verdadero debate en el Partido Republicano antes de que estemos preparados para enfrentar a Barack Obama», reflexionó con amargura el exportavoz del Congreso Newt Gingrich al aceptar su cuarto puesto.

Gingrich seguirá en la contienda para devolverle a Romney los golpes bajos de su campaña que le han costado las elecciones, pero el hombre del momento es Santorum, ese que ayer se rifaban los programas de televisión de más audiencia que le han ignorado durante todo el año. El exsenador de Pensilvania, hijo de un inmigrante italiano y nieto de un minero, empezó a descubrir de golpe las mieles del éxito el viernes pasado, cuando por primera vez una encuesta le colocó tercero, después de no haber pasado del penúltimo puesto en toda la campaña.

«Supongo que me van bien las cosas cuando estáis todos aquí», calculó ese día en un bar de ambiente deportivo de Ames, engullido ya por una nube de periodistas que no le dejaba ni respirar. «Ninguno de vosotros estaba la semana pasada», recordó sin acritud. A su lado, su hija, Elizabeth, de 20 años, estudiante de Ciencias Políticas, sonreía complacida. «Durante mucho tiempo he dicho que el problema es que la gente no le conocía, pero cuanto más le conozcan más se darán cuenta de que es el más auténtico».

Santorum y sus dos hijos mayores han sudado la victoria en Iowa, apretados en una camioneta 'pick up' con la que han recorrido el Estado durante más de cien días para persuadir uno a uno a los votantes en 381 actos, la mayoría en bares y ferias. Como en ese Buffalo Wild Wings de Ames donde siguió la final de fútbol americano entre la Universidad del Estado de Iowa y la de Rutgers (New Jersey). «Notaréis que ya no me puedo abrochar la chaqueta», bromeó.

En comparación, Romney, que ayer recibió el respaldo de su antiguo rival John McCain, solo ha pasado este año 19 días en Iowa para arrancarle apenas ocho votos a Santorum. «Siempre pensé que era el hombre más cualificado para sacar a este país del atolladero», le defendió una jubilada de 71 años que aceptó el martes hablar en su nombre en un 'caucus' de Johnston, donde los vecinos tienen que escuchar al representante de cada candidato antes de emitir su voto.

Según las encuestas a pie de urna, Romney se quedó con el 50% de los votos de quienes creen que lo más importante es batir a Obama y tres de cada diez respaldos de los que creen que la economía es ahora lo más importante. Santorum, por su parte, se llevó el voto ideológico con el 30% de los seguidores del movimiento del Tea Party y el 32% de los evangélicos.

Sin embargo ha tenido que repartirse el voto evangélico con Ron Paul, que ha conseguido llevarse el 19%. Paul es un libertario de derecha que quiere despojar al Gobierno federal de cualquier función regulatoria y limitarlo a proteger las libertades individuales.

Aunque el exgobernador de Massachusetts aventaja a Paul en 17 puntos, ya empieza a pagar cara su pírrica victoria de Iowa. Una encuesta de la CNN reflejaba que Santorum, tercero, había subido un 5% en New Hampshire. Y si algo ha demostrado ese Estado rural es que en estas elecciones todo es posible.