Los atracadores durante el juicio en la Audiencia Provincial de Cádiz, el pasado noviembre.:: MIGUEL GÓMEZ
CÁDIZ

Condenan a los atracadores de Cajasol con nueve y once años de prisión

La Fiscalía pedía 22 para dos de ellos y 17 para el tercer ciudadano italiano vinculado con el robo

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a los tres ciudadanos italianos acusados de atracar la sucursal de Cajasol del barrio de Astilleros el 15 de noviembre de 2010, de la que se llevaron 23.403 euros tras amenazar a dos empleados con un 'cúter'. Dos de los acusados, Mattia S. y Andrea M. (de 30 y 38 años de edad respectivamente) han sido sentenciado a penas de once años de prisión, mientras que al tercero (Roberto P, también de 38 años) se le han impuesto nueve años, ya que no participó en el robo de una oficina de Correos en Torremolinos (en enero de 2011) por el que también han sido juzgados en Cádiz.

La Sección Tercera del tribunal gaditano asume como probados todos los hechos de los que acusaba la Fiscalía, sin embargo, ha reducido a casi la mitad las penas propuestas por el Ministerio Público, que pedía 22 años de cárcel para Andrea y Mattia y 17 años para Roberto. La rebaja se debe, en primer lugar, a que el tribunal les ha condenado por solo un delito de detención ilegal, y no por dos como pretendía el fiscal (uno por cada empleado de Cajasol que fue retenido en el atraco). Además, la Audiencia ha reducido el número de años de prisión por cada delito de robo.

Los tres italianos cometieron el atraco a de Cajasol a las dos de la tarde del 15 de noviembre de 2010, cuando la sucursal ya había cerrado. Los atracadores habían esperado pacientemente a que llegara la hora en una cafetería cercana, mientras tomaban una tostada y una cerveza. Después, simularon que eran clientes que necesitaban hacer una operación bancaria urgente para convencer a una empleada de que les abriera la puerta. Dos de ellos iban a cara descubierta, menos Roberto, que se cubrió la cabeza con una gorra, se colocó un pañuelo en el rostro y unas gafas de sol. Esto le ha valido un agravante por uso de disfraz. Uno de ellos colocó un cartel de cerrado en la puerta, para que nadie los molestara y Mattia sacó un cúter de gran tamaño que llegó a colocar a pocos centímetros de la cara del director de la sucursal, al que amenazaron con un gesto con que volverían a cortarle el cuello si hablaba con la Policía. Después, los sentó a ambos en sillas alejados de los sistemas de alarma. El director les explicó que el sistema de apertura de las cajas fuertes tenía un retardo de diez minutos, pero a los ladrones no les importó. La otra empleada, lloraba aterrada, así que uno de los italianos llegó a tranquilizarla diciéndole que no «pasaba nada», que «solo era dinero». Tras recoger el dinero de la caja fuerte, los ladrones cachearon a los empleados para comprobar que no llevaban teléfonos móviles, y los encerraron bajo llave en un despacho mientras huían.

«Preparación fría»

El tribunal interpreta de todos estos detalles que los atracadores no eran unos principiantes, sino que hubo una «preparación fría» del robo por su parte. De hecho, se les había visto en la cafetería cercana varios días antes. Por eso, la Sección Tercera desestima la drogadicción que había planteado una de las defensas como atenuante.

Los tres italianos lograron huir y, según indicó la Policía Nacional en su día, regresaron supuestamente a Italia. En el mes de enero, regresaron de manera escalonada y perpetraron supuestamente el robo en Torremolinos, donde fueron detenidos dos de ellos. El tercero fue arrestado en Almería días después.

Los tres confesaron durante el juicio los dos atracos, pero no lograron ningún tipo de acuerdo de conformidad con el fiscal, ya que las penas que propusieron sus abogados defensores se alejaban muchísimo de las del Ministerio Público: uno de ellos planteó que su cliente fuera condenado a siete años de prisión por los dos robos. Los otros dos plantearon un año y medio de cárcel por cada delito, pues según ellos no hubo heridos y fueron «de poca entidad». La sentencia obliga a los tres atracadores a devolver los 23.403 euros robados a Cajasol.