Sociedad

En el rincón más feliz del mundo ganan 31 euros por hora, la baja por maternidad dura un año... Dinamarca acaba de asumir la presidencia de la UE

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La Sirenita del cuento de Hans Christian Andersen cumple una doble penitencia. La primera, elegida, por amor al príncipe. La segunda, por culpa de los gamberros que cada dos por tres atacan su plácida y eterna existencia en la bahía del puerto de Copenhague. La réplica en bronce (1,25 metros de altura, 175 kilos) que los daneses hicieron de su ilustre ciudadana ha sufrido ataques con pintura y hasta dos decapitaciones.

El desaire de los vándalos contrasta con el espíritu pacífico de los vecinos de Dinamarca, 5,6 millones de habitantes que tienen la suerte de habitar 'el país más feliz del mundo', según varias investigaciones sociológicas de prestigio. Los vecinos del norte de Europa se sienten igual de satisfechos o más que la gente de Río de Janeiro, otro de los rincones 'happy' del planeta, con sus bullangueras y coloridas celebraciones carnavaleras. Y hasta en esto no tienen nada que envidiarles los daneses, que en mayo celebran el mayor carnaval europeo.

Pero la felicidad en Dinamarca se mide en otros términos: uno de cada tres trabajadores va en bici a la oficina; el médico y el colegio es gratis; la baja de maternidad es de un año, con seis meses de sueldo completo garantizado; la jornada laboral no pasa un minuto de las 37 horas semanales; ganan 31,25 euros a la hora, aunque ellos los cobren en coronas (232,82); y la tasa de paro es del 6,2% -en España supera el 20%-.

Los discretos daneses ostentarán durante estos primeros seis meses del año la presidencia rotatoria de la Unión Europea. La primera ministra de Dinamarca, la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt -a la que apodan 'Gucci Helle' por su gusto por las marcas-, ha esbozado las prioridades de su gobierno para el mandato: lograr articular «una Europa responsable, dinámica, verde y segura» y tender puentes entre los países de la eurozona y los que, como ellos, están fuera para generar empleo e ir saliendo del pozo.

Pero los daneses dijeron 'no' al euro, una circunstancia que hace a los analistas dudar de su influencia para resolver los embrollos económicos, ya que Dinamarca está al margen de las decisiones económicas que afectan a nuestra moneda. Más allá de lo que puedan hacer por buscar salidas a la crisis, la presidencia europea les va a servir para 'vender' su exitoso modelo de país.

7 semanas de vacaciones

Sus vecinos suecos -están a 8 kilómetros, unidos por el puente de Oresund- se mofaban en la tele hace un tiempo de los currelas españoles, a los que irónicamente presentaban como «la gente más trabajadora de Europa». Y reproducían una supuesta conversación en una oficina de Madrid: «He terminado de leer el periódico, ya puedo decir que salí a las diez». «Quiero el ascenso, haré tiempo subiendo fotos a mi Facebook...».

Los suecos se mondan de risa (por no llorar). Y los daneses, también. Ellos tienen una jornada laboral de 37 horas -siete horas y media de lunes a jueves, y siete los viernes- y entre cinco y siete semanas de vacaciones. Cobran sueldos por encima de la media europea -un trabajador de supermercado gana entre 2.250 y 2.500 euros al mes-, pero también soportan una de las mayores presiones fiscales: un 35% de media, con variaciones según la nómina -los ingresos medios pagan entre un 28% y un 32% de impuestos y los sueldos altos, hasta un 47%-.

Claro que luego se lo cobran. «La sanidad es gratuita y la estancia en un hospital también. Los medicamentos están parcialmente subvencionados y a partir de 270 euros, el Estado paga el 85% de la factura de la farmacia», explican desde la embajada de Dinamarca en Madrid. Claro que la atención, se quejan algunos ciudadanos, es mejorable. «Escatiman mucho a la hora de hacerte pruebas o mandarte a los especialistas y hay largas esperas en hospitales -la esperanza de vida es de 77 años para hombres y de 81 para mujeres-», denuncia Lesbia Henríquez, española emigrada a Dinamarca.

La educación, otro de los criterios de medición del bienestar y la calidad de vida, también es gratis, «incluidos los libros de texto hasta la Universidad». «Y los estudiantes mayores de 18 años que viven fuera de casa reciben una beca de 600 euros libre de impuestos durante seis años (y de la mitad los que siguen en casa paterna), que además se puede complementar con un préstamo del Estado de 390 euros al mes», anotan en la embajada danesa.

Racismo y alcohol

María del Carmen Hernández Arjona, cacereña, 51 años, ha hecho números y le sale a cuenta. Emigró de Extremadura a Dinamarca con 24 años y hoy ocupa un puesto de alta responsabilidad en una empresa informática. Echa de menos «el sol» -el mes más caluroso allí es julio, con 16 grados de media- y «el temperamento español». Pero poco más. «Tengo un buen trabajo y un buen sueldo. Estoy casada con un danés y ayuda en todo en casa, me siento muy respetada como mujer. Mis hijos van al colegio público y aunque no tienen tantos deberes como en España aprenden más a pensar y menos a memorizar». Allí la educación es obligatoria entre los 7 y los 17 años y poco después, en torno a los 20, los jóvenes se independizan. Nada que ver con los talluditos treintañeros españoles que todavía están en el nido paterno.

El que puede, compra piso, que no está tan extendida la cultura del alquiler como en otros países europeos. El precio del metro cuadrado oscila entre 1.033 y 3.651 euros, dependiendo de la zona -entre 85.000 y 300.000 euros un apartamento de 80 metros cuadrados-. Y, aunque es un pico, la hipoteca tampoco les amarga la existencia.

Conciliar la vida familiar y laboral también es más fácil que aquí porque la baja maternal es de un año. «En 2006 el Gobierno estableció un 'fondo de maternidad' al que cada empresa abona 135 euros al año por empleado. Si la compañía no puede pagar la baja se tira de esa caja común, que garantiza ingresos de hasta 3.300 euros mensuales los primeros seis meses. El otro medio año de baja que establece la ley lo financia el seguro de desempleo», cuenta Lesbia Henríquez. Si trabajara de funcionaria cobraría el año entero el cien por cien del sueldo.

Los que se quedan sin trabajo tienen «más de dos años de paro y una ayuda del Estado más baja, pero para toda la vida si hace falta». «Y las personas mayores disponen de una pensión aunque no hayan trabajado nunca. Lo que dicen de la calidad de vida es verdad. Está todo muy organizado», asegura Ana María Vega, otra española enamorada del país escandinavo.

- No. En estos momentos hay demasiado racismo. Hacia los extranjeros y hacia los desempleados. También es un país donde la gente bebe demasiado. Los daneses tienen dos personalidades, una cuando están borrachos y otra cuando no lo están, les cuesta expresar sus emociones. Además es una ciudad cara. Un capuchino vale más de 5 euros y un coche, el doble que en España -advierte María del Carmen-.

Claro que compensa todo lo demás. «Muchas familias viven en casas con jardín. Es un país donde destaca el civismo, donde se profesa un gran respeto al ser humano, donde los salarios son acordes a tus estudios, donde hay poca corrupción y dinero negro y donde se invierte en zonas verdes...».

Y están llenas hasta en invierno, que ni siquiera hace tanto frío como parece: 3 grados de mínima y 7 de máxima en Conpenhague para mañana. El mismo frío que en Burgos.