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El alma de Casa Soto
Tomó las riendas y amplió exitosamente el conocido negocio de la calle Corredera
Actualizado: Guardar«Industrial de ésta plaza». Así se denominaban entonces en cabeceras de cartas y membretes, como también, en los finales de éstas, tras las rúbricas. En referencia a nuestro protagonista de esta semana, José María Pérez, nunca estuvo mejor calificado, ya que fue un avezado industrial, que en el campo de la electrotecnia, montajes de instalaciones eléctricas, suministros de componentes y en el comercio de electrodomésticos tuvo una gran preponderancia y hegemonía.
Como nuestros lectores habrán comprobado, la letra 'P' está siendo prolija en familias y personajes de indudable valía; hombres de bien, jerezanos preclaros, que durante su paso por la vida dejaron una huella en la ciudad. Tales fueron José María Pemán, Julián Pemartín, José Pérez Luna... Mientras ellos lo fueron en el terreno de la agricultura y la literatura, otros lo han sido en el de las infraestructuras o los suministros. Tal es el caso de nuestro protagonista de esta semana: José María Pérez, de quien conocemos su trayectoria vital y profesional, las mismas que por sus merecimientos traemos ésta semana a las páginas de LA VOZ.
Nuestro protagonista nació en el jerezano barrio de San Mateo el 4 de marzo de 1927. Desde niño es prohijado por sus tíos y también padrinos José Soto Pérez y Mercedes Castro Quijano, que no habían tenido descendencia. Estudió en el colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, para después matricularse en la Escuela de Comercio, donde obtuvo el título de Profesor Mercantil. Su tío y padrino era agricultor y gran emprendedor, quien supo transmitir a su sobrino su forma de afrontar la vida, el mundo de los negocios, el comercio...
En tiempos en que la tarea doméstica del planchado de la ropa se llevaba a cabo con planchas de hierro, cuyas gruesas zuelas se calentaban sobre las ascuas de los anafes o los infiernillos, José Soto tuvo la acertada idea de montar una fábrica de planchas eléctricas, la que, situada en la calle Corredera 4, bautizó con el nombre de Casa Soto. Ni que decir tiene que su sobrino José María, apenas terminó los estudios de Comercio, cogió la dirección del negocio, el cual amplió rápidamente con la venta y reparación de electrodomésticos. Corrían las décadas de los 50 y 60, años en los que empezaron a aparecer los primeros electrodomésticos: las lavadoras BRU, los frigoríficos Westinghouse, las Túrmix, los molinillos eléctricos de café, así como los primeros televisores en blanco y negro que se comercializaron en el año 1959. El boom que trajo consigo la llegada de todos estos aparatos supuso un notable incremento de las ventas de aquel incipiente negocio, que más tarde José María Pérez amplió especializándose en todo tipo de instalaciones eléctricas.
Progreso
Corrían tiempos de riqueza y desarrollo, años en los que Jerez experimentó un notable progreso económico y social, progreso que fue directa y proporcionalmente creciendo con el abastecimiento eléctrico que la compañía Sevillana de Electricidad fue incrementando en el suministro a nuestra ciudad.
Ni que decir tiene que José María Pérez supo aprovechar estas décadas de progreso de Jerez especializándose en el montaje de instalaciones eléctricas, tanto en las bodegas como en el terreno vitivinícola, agropecuario... Y también en el sector de servicios y empresas auxiliares anexas a la floreciente industria del vino. Nos satisface pensar en el sorprendente progreso económico que para aquel incipiente negocio de Casa Soto debió suponer la notable expansión vitivinícola e industrial que por aquellas calendas experimentó nuestra comarca. No por ello, José María Pérez abandonó el campo, cuyas fincas su padrino había llevado en arrendamiento como también en propiedad y que él continuó. Fue el caso de El Liberal, El Hacedor, La Boticaria, La Ánimas, Los Garciagos, Majada Alta, Los Majales, La Victoria, La Concepción, El Torero, El Zapatero y La Esparragosilla, entre otras.
Pero continuando con sus actividades electrotécnicas, negocio que su padrino fundara en el año 1926 y que él posteriormente ampliara con indudable éxito, con la venta de electrodomésticos y material eléctrico, José María Pérez se especializó en las instalaciones eléctricas en tiempos que Jerez fue un emporio de riqueza, hasta el punto, que la compañía Sevillana de Electricidad tenía su sede provincial en nuestra ciudad en un magnífico edificio en la calle Larga, al que la voz popular habría dado a llamar La Fábrica de la Luz.
Alta tensión
Debido a que en la comarca jerezana, pueblos y zonas rurales no existía luz eléctrica, Casa Soto tomó un gran impulso electrificando en alta tensión cientos de kilómetros de líneas áreas. Como también líneas telefónicas, concretamente la de Jerez-Arcos, que montó sobre postes de madera, instalación que los trabajadores realizaron trasladándose en bicicleta diariamente al lugar de trabajo.
Igualmente, las bodegas se modernizaron y para hacerse más competitivas se mecanizaron, momento que Casa Soto aprovecha para electrificarlas con secciones y mecanismos acordes a las potencias que demandaban los trenes de embotellado y demás maquinarias instaladas para simplificar las faenas bodegueras: electro-bombas, filtradoras...
Cabe recordar las instalaciones llevadas a cabo por José María Pérez en Domecq y Chacón, en Slipa, en Torrent y en la mayoría de las bodegas de Jerez. La ciudad tiene a gala ser la primera ciudad de España que instaló alumbrado público eléctrico, existiendo documentación que lo atestigua, porque en sesión ordinaria, el 21 de mayo de 1890, folio 266 del Ayuntamiento de Jerez se indica que, tras la prueba de dos farolas de cuatro luces cada una, montadas frente a la casa consistorial, fue aprobada la instalación de 22 farolas más en las calles próximas al centro y que entraron en funcionamiento en julio de aquel mismo año. Esta supremacía de ser pionera, la comparte con la ciudad de Haro en La Rioja, razón por la cual decidieron hermanarse en su día.
Este hecho, que fue precursor en España, propició la idea de que Casa Soto se estableciera, y que a partir de su fundación se especializara en instalaciones de alumbrado público por toda la provincia. Debido a ello y al amplio abanico de actividades que entorno a la electricidad llevaba a cabo, en el año 1973 Casa Soto llegó a tener una nómina de hasta 172 trabajadores fijos.
Eco Jerez
Antes de que nos viéramos inundados por las multinacionales que han tomado aposento con sus grandes superficies en nuestra ciudad, Jerez también fue pionera con el supermercado Eco Jerez, siendo Casa Soto la empresa que se encargó de su electrificación, proyecto que llevó a cabo con modernas instalaciones de alumbrado y de alimentación a los diferentes departamentos y secciones: cámaras frigoríficas, congeladores, expositores, oficinas... abriendo allí una sucursal con la que aumentó y mejoró su oferta.
Por aquellos años, José María Pérez reunió a los comerciantes de electrodomésticos de Andalucía, fundando una gran sociedad de compradores Coarsa (Comerciantes Andaluces Reunidos), una Sociedad Anónima de la que llegó a ser presidente. Esta asociación que produjo pingües beneficios a todos los comerciantes del ramo dejó de ser competitiva apenas recaló en nuestra ciudad la multinacional Continente, la que con marcas propias abarató los precios, tirando por los suelos el comercio del electrodoméstico, motivo por el cual, en el año 1991, José María Pérez disolvió la sociedad. Como también clausuró sus tiendas de calle Corredera y Caballeros, de las que todos recordamos a sus encargados y dependientes, Felipe y Fernando, eficientes profesionales por su esmerada atención a la clientela.
No obstante, la actividad empresarial de las electrificaciones, tirada y montajes de línea de baja y media tensión prosiguieron llevándose a cabo por su hijo Javier Pérez, gestión que se va a continuar con la cuarta generación en su nieto Javier, siguiéndose la misma política de rigor y formalidad por la que se ha regido esta empresa desde su fundación en 1926.
Amén de su actividad empresarial, la vida de nuestro protagonista está marcada por su acendrada afición a la caza, en la que entre sus amigos es cariñosamente llamado con el diminutivo 'Perillo', apodo extraído de su apellido Pérez y por el que es popularmente conocido en ese ambiente y las cacerías que se organizan en las que es asidua su presencia. José María Pérez ha cazado en infinidad de fincas de toda España, forjando amistad con decenas de personajes que ya no se encuentran entre nosotros, tales fueron: Perico Romero, Rafael López, Salvador Mingorance, Aurelio Segovia, Justo Pérez y Pepe Valero, entre otros. Manteniendo su amistad y afición con su buen amigo y mejor persona Pepe Torrent, con el que pasa interminables jornadas de experiencias y recuerdos cinegéticos.
Su también denodada afición por el tiro de pichón, iniciada en el desaparecido Club de Polo de Chapín, le ha llevado a recorrer la mayoría de los campos de esta especialidad deportiva y participando en infinidad de pruebas y concursos, obteniendo en ellos más de un centenar de trofeos.
Caza y pesca
Fundó la Sociedad Deportiva de Caza y Pesca de Jerez, de la que ostenta la Presidencia de Honor y que fue el germen de lo que hoy es el Tiro de Pichón del Circuito de Jerez, en el que tanto empeño puso 'Perillo' para que se construyera y que en la actualidad continua con sus pruebas y competiciones.
José María Pérez es devoto hermano de la Hermandad del Desconsuelo, sacramental procesión de la Semana Santa jerezana, popularmente llamada Los Judíos de San Mateo, en la que, vestido de Nazareno, ha salido desde su niñez ininterrumpidamente cada Martes Santo hasta cumplida la edad de 76 años, y en la que continúan saliendo sus hijos y sus nietos, cosa que hacen desde el domicilio de su abuelo en la plaza del Caballo.
José María Pérez Fernández contrajo matrimonio con Consuelo García Montero, fruto de cuyo matrimonio tuvieron seis hijos: José María, Javier, Juan Luis, Mercedes, Maribel y Álvaro. En la actualidad, a sus 86 años, sigue disfrutando de sus escapadas a la finca familiar en Grazalema, entorno a cuyo hogar recibe el calor de toda su familia, la que acrecentada por sus ocho nietos hacen las delicias de este singular empresario jerezano.