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INOCENTES

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En las televisiones hay programas diarios, semanales, quincenales, mensuales y anuales, es decir, que solo se emiten una vez al año. Los de esta categoría suelen estar relacionados con la Navidad. El tradicional discurso del Rey en Nochebuena sería uno de estos, y también la gala de 'Inocente, inocente'. 15 años lleva 'Inocente' en antena. Su fórmula es tan divertida como original, un programa de bromas, pero en este caso a algún famoso. Charles Chaplin ya demostró que el público disfruta cuando se ridiculiza a personas con autoridad, ya fuesen policías o millonarios. Esta es la exitosa fórmula de 'Inocente, inocente'. Cuando comenzó en Telemadrid y otras cadenas autonómicas su éxito fue inmediato. En los anales de la televisión quedarán bromas como en la que cayó Maribel Verdú convirtiéndola en la novia del príncipe Carlos de Inglaterra. Son programas muy complejos de elaborar: no siempre el famoso cae en la trampa. Incluso los hay que habiendo caído después se han negado a que su broma se emitiese por televisión. Desde hace años el programa se ha convertido en anual, siempre en el Día de los Inocentes, y lo emite Antena 3. Se ha transformado en 'La gala de los inocentes' y es un programa benéfico, un medio de recaudar dinero para las ONG y también una forma de evitar que algún famoso se niegue a aparecer por televisión y que le señalen como un completo 'inocente'. Este año, de nuevo con Cristina Urgel y Juan y Medio como presentadores, las bromas han sido de antología: Guillermo Toledo (que cae en una broma inspirada en 'La ventana indiscreta'), Ismael Beiro que se encuentra con la verdadera 'chica de la curva' o Soraya, a punto de provocar un conflicto diplomático con China. Además se recuperó una de las más famosas, la de José Sazatornil y el ataúd que le dejan en la calle ante su pasmo y el de los transeúntes. Lideró la noche con un 15 % de 'share'. Lo peor fue la broma que se hizo a la inversa, la de los famosos engañando a gente inocente. El miércoles fueron Belinda Washington y Charo Reina las que buscaron gastar bromas a desconocidos. No funcionó. En ese momento el programa perdió originalidad y se convirtió en uno más de bromas con cámara oculta. Y es que Chaplin era muy sabio. Sabía donde residía el secreto del humor.