El Pendón de los Siete Cuchillos es un lujo en Jerez. :: J. FERGO
Jerez

Una pieza de época en Las Angustias

Jesús Rosado restaurará el pendón de los siete cuchillos y el manto de Nuestra Señora de las Angustias; La cofradía aprobó recientemente la restauración de ambas piezas con técnicas diferentes;

José Vegazo JEREZ. Actualizado: Guardar
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Será Jesús Rosado quien lo ejecute. El Pendón de los Siete Cuchillos y el manto de Nuestra Señora de las Angustias ya tiene bordador, tras más de catorce meses de trabajo buscando al mejor profesional que pudiera ejecutar la restauración más delicada de cuantas pueda realizar la hermandad de las Angustias, una vez superada con éxito la restauración de la dolorosa por Francisco Bazán. Y es que el Pendón de los Siete Cuchillos es patrimonio no solo de la hermandad de Las Angustias sino de Jerez entero. Es una de las piezas más antiguas que actualmente se pueden contemplar en nuestra Semana Santa y su restauración ha venido precedida de un amplio debate y un profundo análisis.

La junta de gobierno que preside Francisco José Mancilla acordó nombrar una comisión para estudiar la posibilidad de restaurar tanto el pendón como el manto púrpura de camarín de la dolorosa. La comisión, compuesta por técnicos en arte y miembros de la propia junta de gobierno, reunió a lo más granado de la hermandad, y a alguno de los más reputados técnicos de la materia. Nombres como Manuel Ruiz-Cortina Raimóndez, Antonio Jaén Pacheco, Lorenzo Otero Cala, Francisco Bazán Franco, Pablo Pomar Rodil, Oscar Torres Barba, Manuel Alfonso Oteo Barranco o Andrés Cañadas Salguero acompañaron a la mesa de hermandad en un proceso que, más de un año después, ha propuesto con éxito al cabildo de hermanos de la cofradía a Jesús Rosado como el profesional más cualificado para restaurar estas dos piezas del patrimonio de la corporación.

Pendón de los Siete Cuchillos

Fue en la época servita cuando la cofradía acunó su mayor auge, como resultado de la segunda conformidad canónica realizada en 1631, y concretamente durante el pontificado de Benedicto XIII, impulsor de la Orden Tercera de los Servitas. De esta época, del siglo XVIII, datan algunas de las piezas más significativas de la hermandad, como el pendón corporativo, el manto o la peana de la Virgen, de estilo rocalla. Pese a que no se conoce la autoría de ninguna de las dos piezas que serán restauradas por Rosado, parece claro en opinión de los expertos que han tratado las piezas que por forma, composición, material y técnica debieron ser realizados en el transcurso del siglo XVIII, aunque bien pudieran remontarse al siglo anterior.

En el caso del pendón se trata de una pieza que tiene tres tipos de bordados distintos. El más antiguo, situado en la cenefa, está realizado directamente sobre el terciopelo. El segundo conforma la ornamentación del motivo central y el tercero, el más reciente, es el que da forma al escudo de la corporación. En el caso del manto, la pieza está bordada en oro fino sobre terciopelo de seda en color púrpura, contando según muestra con torzales, lentejuelas, espejuelos y canutillos, lo que da una idea de la riqueza del bordado de esta pieza. Ambas piezas, sin embargo, necesitaban de una urgente restauración, ya que los soportes se encuentran en muy mal estado, presentando roturas y desgarros, así como numerosas zonas desgastadas. Al igual que en los tejidos de soporte, también el bordado presentaba un aspecto que hacía imprescindible una correcta ejecución en el mismo que devolviera los esplendores originales de la obra aunque sin perder la antigüedad de los bordados, una premisa que tenían clara en la junta de gobierno.

Jesús Rosado será por tanto quien ejecute tan complicada restauración, con dos técnicas distintas para cada pieza. Mientras que en el pendón se respetará el terciopelo antiguo, se consolidará y se envejecerá la parte de oro fino nuevo que haya que poner para igualar los tonos con el bordado antiguo, el manto de Nuestra Señora de las Angustias será pasado a nuevo terciopelo, respetando el color que actualmente conocemos pese a que el original de la obra fuera negro, y restaurando los bordados con una técnica más conocida en la Semana Santa.