Sociedad

La sombra amiga del rey

José Manuel Romero es el abogado que sugirió que la Casa Real apartara a Urdangarin del Insituto Nóos

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Sucedió el martes en la Zarzuela en la tradicional recepción de los reyes a los consejeros de Patrimonio Nacional. Era una de esas contadísimas ocasiones en las que don Juan Carlos compartía el protagonismo con uno de sus invitados. Cuando llegó el hombre canoso con aspecto de bonancible, el de la mirada humilde, serena y comprensiva, lo fusilaron los fotógrafos sin piedad. El de las fotos era José Manuel Romero Moreno, Conde de Fontao y Marqués de San Saturnino (Madrid, 1940), el hombre en el que confía Su Majestad para salvar los muebles de la Casa del Rey en el fango judicial y de imagen en el que lo ha metido la investigación y las presuntas actividades de Iñaki Urdangarin.

A los pocos minutos de la escena en Palacio, la mirada de Romero al rey estaba en todos los medios. Lo raro del asunto es que no se le hubiera visto antes. Sin duda, la mayor virtud del currículum del abogado es la discreción. Desde hace más de quince años ha sido asesor de su majestad en los asuntos más personales y en todo ese tiempo, su nombre no había trascendido. Hasta que saltó por los aires el asunto de la investigación de las actividades empresariales de Urdangarin. Pese a que el Duque de Palma no ha sido imputado en ningún proceso, la trama judicial se descargó sobre la imagen de la Casa Real como la riada de una presa rota. Frente al caudal que corría el peligro de venirse encima de la familia, estaban el rey y su amigo José Manuel Romero. El abogado pasó 2005 y 2006 siguiendo de cerca las actividades laborales de Urdangarin en el Instituto Nóos (entre otras labores). Tras esa labor, la Casa del rey confirma que Romero encontró que el trabajo del duque de Palma no era el adecuado y recomendó que encontrara uno por cuenta ajena. El resultado fue el traslado a Washington de Urdangarin y la infanta Cristina y el trabajo del vasco para Telefónica.

Es un dicho, casi un lugar común en la monarquía española: en el Palacio de la Zarzuela sólo el rey decide... Pero muchos le aconsejan. En el cargo, además de una confianza extrema en la persona, se da por descontada la invisibilidad. El Conde de Fontao es uno de esos hombres de más que confianza, una amistad vieja y una larga historia profesional que arranca hace más de quince años, en 1993, cuando pasa a ser consejero externo de la Casa Real. El suyo no es ningún cargo oficial. Para cuestiones legales de otro tipo menos personal, la Zarzuela cuenta con la Dirección General de Asuntos Jurídicos del Estado. Para otros menesteres más cercanos, relativos algunos a temas políticos o familiares, don Juan Carlos cuenta con Romero, un leal consejero que entre 2007 y 2008 participó como mediador entre las partes con motivo de la separación (el famoso «cese temporal de la convivencia») entre la infanta Elena y Jaime de Marichalar, que concluyó con el divorcio de la pareja en 2009.

Amigos desde la Universidad

El Conde de Fontao es amigo del rey desde antes de que llegara a la Casa en el 93 como asesor de la mano de Fernando Almansa tras la turbulenta salida del administrador privado del Rey Manuel Prado y Colón de Carvajal, implicado en varios procesos judiciales que lo terminaron llevando a la cárcel. Romero y Juan Carlos, por aquellos años príncipe, se encontraron al coincidir en segundo curso de Derecho en la Complutense. Se hicieron buenos amigos, tanto que lo siguen siendo.