La plantilla de un hotel de cinco estrellas se 'autogestiona' para salvar el negocio
Los empleados del Duque de Medinaceli, el único negocio de esa categoría en la ciudad, lleva cuatro semanas sin cobrar y dos años de retrasos
CÁDIZ. Actualizado: GuardarTodo parece funcionar a la perfección, como siempre, y el único hotel de cinco estrellas de la ciudad sigue luciendo majestuoso en la plaza de los Jazmines, pero las apariencias engañan. La plantilla del Duque de Medinaceli vive una situación desesperada: cuatro semanas sin cobrar ni un euro y dos años de retrasos en nóminas y extraordinarias. El agujero económico de algunos empleados llega hasta los 18.000 euros, pero ellos siguen en el tajo y con la mejor de las sonrisas. «Estamos trabajando para pagar las deudas de la empresa, pero siempre somos los últimos en cobrar y mal. Nos la estamos ingeniando para que esto funcione y no engordar las deudas», relataba ayer a este medio un portavoz de los 22 empleados.
El hotel entró en concurso de acreedores a finales de 2008 y a día de hoy lo gobiernan dos administradores judiciales. Aún no se ha firmado el convenio donde queden reflejadas las deudas contraídas y reconocidas por ambas partes (acreedores y administradores); por lo que el camino que les queda por recorrer a los trabajadores, cargados de letras y comisiones bancarias por descubierto, cada vez se hace más cuesta arriba. Pero ellos han adoptado una estrategia diferente: tratar de salvar el negocio, ofreciendo el mejor servicio posible aunque las limitaciones en materiales y provisiones sean grandes.
Las situaciones que se viven a día de hoy en el Duque de Medinaceli son esperpénticas, como relatan los propios afectados: el director acude a un hipermercado para adquirir los productos que ofrecerán en el servicio de restauración. «Va buscando las ofertas para poder contener el gasto». El dinero no siempre está a tiempo. «Hoy -por ayer se refiere este portavoz- teníamos reservadas dos mesas que hasta el último momento no sabíamos si podríamos servir porque la comida no llegaba». Por ahora han conseguido que los clientes no detecten diferencias con el servicio que podían ofrecer antes de la quiebra, pero ellos lo saben.
El jefe de mantenimiento se ha hecho cargo del jardín, aunque esta zona del hotel está embargada por un banco y ya no se utiliza. «Tratamos de que no se pierda la buena imagen de este hotel, pero cada vez es más complicado». Una compañera suya, que ejerce de responsable de las camareras, acaba de remendar los cojines de los sillones de la entrada con retales «porque no hay para comprar unos nuevos».
Los trabajadores quieren mantener su puesto de trabajo, «pero si no es posible, que cierren el negocio pero que paguen los salarios que deben», comentaba el jefe de recepción que además de atender ese departamento, se encarga de la promoción del hotel, la gestión de las reservas y otras tareas de difusión que antes realizaban cinco personas.
La plantilla se autodirige para sacar adelante un negocio, único en su categoría no solo en El Puerto sino en el entorno de la Bahía, a excepción de la planta hotelera de Chiclana. En sus habitaciones han pernoctado la Familia Real; cantantes como Julio Iglesias o actores como Penélope Cruz. Y ahora está a un paso del cierre por una mala gestión empresarial.
Los trabajadores han guardado silencio durante los últimos dos años, pero si no les encuentran una solución, anuncian movilizaciones porque «la situación es desesperada».