Editorial

Relevo en Corea Norte

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La muerte de Kim Yong-il, convierte automáticamente a su hijo Kim Yong-un, en el nuevo líder de la República de Corea del Norte, pues era el sucesor designado desde 2008. Cuando a finales de 2010 fue designado además, con el rango de general, vicepresidente de la Comisión Militar del partido comunista, quedó confirmado como tal. La operación es puramente dinástica, porque el nuevo líder es hijo y nieto de los precedentes. Su abuelo, Kim Il-sung libró la guerra contra el Sur en 1950-53, creó el régimen y lo convirtió en una dictadura paleocomunista, hermética y nacionalista que es la expresión perfecta del fracaso económico y social en el mundo entero. Aún veinteañero, el nuevo líder es muy joven, ha estudiado en el extranjero y viajado mucho, lo que suscita algunas esperanzas de cambio. Son, por lo menos, prematuras porque él no tiene realmente el poder ejecutivo ni puede arbitrar entre las tendencias. La pesadilla durará y, de hecho, cualquier alivio seguirá dependiendo de que el fuerte y escuchado vecino chino convenza al régimen de la necesidad de introducir cambios.