Ana García abandona resignada la idea de montarse en uno de los vehículos en una parada de Madre de Dios. :: ESTEBAN
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«No podemos subir al autobús por ir en silla de ruedas, es humillante»

Personas con discapacidad física relatan el calvario diario que sufren para desplazarse al no estar los vehículos adaptados

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El pasado 4 de diciembre, Ana García se sintió «humillada» ante sus hijos, su nuera y sus nietos. Con ellos estaba por la mañana en el barrio de Vallesequillo cuando fue a subirse en uno de los autobuses de la empresa Urbanos Amarillos: «El conductor me dijo que no podía montarme porque estaba prohibido llevar sillas eléctricas. Le dije que ésta cumplía la normativa pero tras llamar a alguien por teléfono me insistió en que estaba prohibido».

Como muchas personas de Jerez que también van en silla de ruedas, siente una gran impotencia cuando no puede desplazarse en autobús de una punta a otra de la ciudad simplemente porque los vehículos antiguos no tienen rampas y en el caso de los nuevos, que sí las tienen, «los conductores no saben usarlas porque la empresa no los ha enseñado».

Como muestra de lo que dice, se acerca a una de las paradas de autobuses de Madre de Dios, cerca de la sede de Asociación de Discapacitados Físicos (Adifi). Por sus ojos desfilan varios vehículos, pero no puede montarse en ninguno por la misma razón. «El día que me pasó sentí tanta humillación y vergüenza que fui directamente a denunciarlo a la Policía. Ahora me siento como si fuera un muñeco que está aquí para distraer a la gente», se lamenta mientras aguarda en la parada.

El suyo es uno de los dos casos que ocurrieron el mismo día, entre las 10 y las 12.30 de la mañana, entre Vallesequillo y el Hospital de Jerez. La presidenta Adifi, María del Carmen Menacho, asegura que denunciarán tanto a la empresa como al Ayuntamiento, que al fin y al cabo es quien debe impedir que cosas así ocurran porque es quien vela por el servicio.

«Vamos a denunciarlo»

«Lo peor es que nadie se ha dirigido a nosotros, ni la alcaldesa ni el delegado de Movilidad, con quien hemos pedido tener una reunión», afirma María del Carmen Menacho. «Y ni mucho menos es la primera vez que pasa algo así -añade la presidenta de Adifi-, por lo que exigimos una disculpa pública por los hechos ocurridos».

Una situación que viven diariamente muchas personas que a sus limitaciones físicas tienen que sumar las que les vienen impuestas en una ciudad que, paradójicamente, ha recibido en el pasado el Premio Reina Sofía de Accesibilidad y presume de él.

«Para ir al Ayuntamiento, al juzgado, a la Policía a poner una denuncia... necesitamos movernos, pero debido a esta situación no podemos hacer nuestra vida cotidiana», se queja la presidenta del colectivo. Así que «estamos a lo que quieran los demás», se lamenta Menacho indignada.

Se refiere asimismo a la inscripción en los autobuses que reza: «Usen el autobús por el bien de todos». «Menos de nosotros», puntualiza ella.

Ana García, por su parte, recuerda que «tengo que ir al hospital con mucha frecuencia para hacerme las revisiones, pero no me queda otra que desplazarme en taxi», con el coste que ello supone. «No es algo opcional, las revisiones es algo que no puedo dejar», explica.

Y si los autobuses urbanos no cumplen la normativa, tampoco lo hacen los rurales de la compañía Linesur, lo que obstaculiza todavía más la vida diaria de personas que viven a varios kilómetros del núcleo urbano. «Es un grave delito contra las personas con discapacidad y vamos a denunciar estos hechos», asegura la presidenta del colectivo Adifi.

«El Ayuntamiento de Jerez va a tener que devolver el premio de la accesibilidad», indica la presidenta mientras Ana García señala a otro autobús y clama: «Es el quinto que pasa y en ninguno me he podido subir», como prueba de las denuncias de la asociación.