Los artesanos plantaron sus bancos de trabajo en plena Plaza de la Iglesia Mayor. :: A. ROMERO
Janda

Capital del alfajor de Judea

Unos seiscientos vecinos dan vida a unas sesenta escenas repartidas por plazas, zaguanes y rincones del Barrio de Santa María

MEDINA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Es la ciudad navideña de la provincia por excelencia. Su tradición pastelera le hace tener un aroma característico de estas fiestas durante casi todo el año y ayer no podía ser menos. Medina y los asidonenses pusieron toda la carne en el asador para convertirse en un gran Belén Viviente en pleno corazón de la comarca jandeña, y no cabe duda de que el trabajo bien hecho tuvo su recompensa.

Cientos de visitantes hicieron grandes colas para poder adentrarse en las calles del Casco Antiguo donde el Nacimiento de Cristo había llenado de villancicos cada rincón. Zaguanes, patios, plazas públicas, iglesias y cualquier rinconcito eran espacios idóneos para acoger hasta un total de 60 escenas en las que no faltaban los corrales, campos de arado, panadería, baños termales, verdulería, casa del escribano, palacios, etc. De darle vida a todo se encargaban un total de 600 vecinos que ataviados con las túnicas típicas bordaban su papel.

Algunas obras habían obligado a optar por un nuevo recorrido que también pasó la prueba con nota. La entrada se ubicó en la calle San Francisco de Paula y los visitantes fueron disfrutando de las escenas callejeras por las calles Llanete, Síñigo y Cervantes. Al llegar a Alonso Picazo allí se encontraba un espacio abierto donde los huertos y campos de labranza, la zona de ganado y el río donde pacientemente esperaban obtener captura unos pescadores llamaba la atención de una manera especial de los visitantes. El paseo continuaba por Nuestra Señora de la Paz, Puerta del Sol, Alarcón, Plaza de las Descalzas, Padre Vedelín y San José. En la Iglesia Mayor, Vicario Martínez y Puerta de Belén se daba vida a buena parte del poblado, siendo la escena del Nacimiento el centro de la recreación.

Los artesanos que trabajan la madera, el hierro, el barro o la lana también tuvieron presencia en la pequeña ciudad de Judea

Gran ambiente

Siete horas duró el Belén Viviente de Medina, desde las 13.00 horas a las 20.00 horas, y la celebración provocó que la localidad disfrutara todo el día de un ambiente excelente. No fueron pocos los que aprovecharon uno de los últimos días antes de Navidad para hacerse con los dulces típicos que se elaboran en los obradores tradicionales y conventos de la localidad. De hecho, en el recorrido del Belén también estuvieron presentes los alfajores, las empanadillas y las tortas pardas, además de los buñuelos que los visitantes pudieron degustar.

El alfajor es un dulce árabe y no cristiano, pero ayer éste también se abrazaba a esta tradición gracias a su madre: Medina.