Los alumnos, ahora en tercero de ESO, desean continuar con las sesiones de trabajo. :: L.R.
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Las ideas de Punset llegan al aula

El programa impartido a los chicos de segundo de ESO ha mejorado la convivencia en clase y el rendimiento escolar con cero repetidores

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Ya no se enfadan si el compañero de al lado invade su pupitre. No gritan en clase y mantienen la atención durante las lecciones. Tampoco se tragan de golpe todo lo que les venden la televisión e internet. Y con los padres hay más armonía, aunque los hermanos pequeños son harina de otro costal. Miguel, Jesús, Pablo, Blanca, Esther y María, de catorce años, han aprendido a reflexionar antes de hablar, a resolver sus diferencias con diálogo, a escuchar, a respetar y en definitiva, a seguir con naturalidad las normas de comportamiento básicas. Y esto les ha supuesto un gran beneficio colateral: fracaso escolar cero.

Son alumnos de tercero de ESO del instituto Antonio de la Torre y sus tutores les han enseñado nociones de inteligencia emocional que no solo han mejorado la convivencia en las aulas y su rendimiento con los libros, sino también su propio conocimiento personal en esa dura transición de la adolescencia a la madurez en la que es tan fácil perderse. La experiencia comenzó durante el curso pasado. Francisco López, orientador del centro, explicó que la hora semanal de tutoría grupal no era suficiente. «Nos dimos cuenta de que los alumnos necesitaban otro tipo de cosas que les ayudaran a resolver conflictos, y a ser mejor personas. Las familias no han puesto suficiente énfasis en la educación de los niños y el hecho es que los conflictos surgen porque no se saben relacionar bien». Para trabajar la inteligencia emocional elaboraron un método basado en diferentes manuales y en las teorías del divulgador científico Eduard Punset, cuyas teorías sobre las emociones se han popularizado y han calado bastante a través de libros como 'El viaje a la felicidad' o 'El viaje al amor'. «Esas ideas que expone las estamos aplicando aquí y con bastante éxito. Hay que mantener un estilo de trabajo que se salga de lo meramente docente para introducir más humanidad»

Cuestiones como el autoconocimiento y la aceptación de uno mismo, cómo afrontar los problemas de la vida, o la eliminación de prejuicios con respecto a los demás han sido abordados en las tutorías y, según Pura Fernández, una de las tutoras, la repercusión en el rendimiento académico de los alumnos ha sido espectacular.

Ningún parte disciplinario

«No ha habido ni un solo repetidor. Es la primera vez que esto pasa en segundo. Tampoco ha habido ni un solo parte de disciplina. El grupo sigue la misma buena tónica y quieren continuar con el programa». Los tutores de primero de ESO ya han comenzado a trabajarlo con sus alumnos y este año se baraja repetir la experiencia con los padres, que recibieron las mismas nociones que sus hijos en quince sesiones con la psicóloga del centro.