Equivocaciones de políticos
Actualizado: GuardarSin mucho menos generalizar el desliz de un candidato a la presidencia de un país de lengua española, al no saber responder a una pregunta de un periodista sobre el título de tres libros que más influyeron en su vida personal y política, ha logrado que durante días la noticia haya acaparado la atención de los más diversos medios de difusión internacionales, generando más de 80.000 tuits. El candidato a duras penas nombró solo una: La Biblia; atribuyendo la autoría de 'La silla del águila' a Krause, -cuando en realidad se trataba de Carlos Fuentes- confirma lo distante -salvo muy honrosas excepciones, que las hay-, que es para la mayor parte de la clase política lo cultural, en su más amplio sentido de su vida cotidiana. No desearía que fuese cierta la afirmación que escuché no pocas veces de 'la falta de tiempo para leer', pues apretadas agendas de asuntos de interés público lo impiden, o dar su opinión sobre algún tema acerca de un escritor, un músico o un pintor. Recuerdo las vicisitudes de un conocido político español que ha desempeñado incluso cargos de relieve internacionalmente hablando, al pedírsele su opinión sobre la vida y obra de un muy prestigioso intelectual con motivo del fallecimiento de éste con frases tan poco explícitas y ambiguas como esta: 'Fue una auténtica cima, sí, sí, una gloriosa cima ya le digo. (¿?)'. O la expresión ausente que observé en un presidente autonómico, que asistía como máxima autoridad con motivo de la conmemoración en el centenario de un muy preclaro escritor del veintisiete; por no hablar de otro determinado delegado confundiendo en su importante discurso al fabulista español Félix María de Samaniego con el escritor Saramago ante la hilaridad de la concurrencia. Es verdad que 'quien tiene boca se equivoca' pero no estaría de más que se documentasen. Ya lo dijo en su 'Idearium español' Ángel Ganivet en el siglo XIX: 'Hombre culto, hombre libre, hombre inculto, hombre esclavo'.