La violencia regresa a El Cairo en plenas elecciones
El desmantelamiento de un campamento de protesta desata una nueva batalla campal que deja dos muertos y 220 heridos
EL CAIRO. Actualizado: GuardarLa violencia volvió ayer a la capital egipcia después de que la policía militar intentara desmantelar un campamento de protesta instalado a las puertas del Consejo de Ministros. La agresividad de los agentes desató la ira de los manifestantes, y ambos bandos volvieron a protagonizar una batalla campal a lo largo de todo el día y la noche con un saldo de dos muertos y 220 heridos, algunos de ellos por impactos de bala. Este nuevo episodio de violencia, el peor desde los enfrentamientos que el mes pasado dejaron 43 muertos, se produce en pleno recuento de los votos de la segunda fase de los comicios legislativos.
La actuación del Ejército siembra además dudas sobre si la junta militar ha transferido realmente el poder Ejecutivo del Estado al primer ministro en funciones, Kamal Ganzuri. El órgano liderado por el mariscal Mohamed Hussein Tantaui anunció la semana pasada que había modificado la Constitución para dar poderes cuasi-presidenciales al jefe del Gobierno, pero ayer fueron los miembros de las Fuerzas Armadas y no de la Policía los que intentaron dispersar la protesta.
Cañones de agua
A juicio de numerosos testigos, los enfrentamientos se produjeron después de que las fuerzas de seguridad detuvieran y, al parecer, apalearan a un hincha del equipo de fútbol Al-Ahly, que estaba con los manifestantes. La policía militar intentó entonces desmantelar el campamento que se instaló hace varias semanas frente al edificio del Consejo de Ministros, a pocos metros de la plaza Tahrir para protestar por el nombramiento de Ganzuri como primer ministro.
Como ocurrió hace un mes, la violencia de los agentes ejerció de revulsivo para los manifestantes, que acudieron por centenares y se enfrentaron con piedras y palos. Los militares utilizaron cañones de agua, porras y picanas eléctricas de forma descontrolada, dando la sensación de que no había una autoridad a cargo de la situación. Desde los edificios cercanos, hombres de paisano también lanzaron piedras, sillas y todo tipo de objetos a los manifestantes. El comienzo de las elecciones parecía haber calmado la tensión en Egipto después de más de dos semanas de violencia el pasado noviembre. Pero el nuevo diputado Ziad el-Oleimi, del laico Bloque Egipcio, pudo sentir en su piel que los comicios no parecen haber puesto punto y final a la represión. Mientras era golpeado, un policía militar aseguraba al diputado: «No te creas que el Parlamento te va a proteger».