'Camaleón Bonaparte'
Actualizado: GuardarLos hechos que han acarreado la condena por corrupción para Jacques Chirac son «muy antiguos», recuerda el comunicado emitido anoche por sus abogados. Pero por fin le alcanzan, y a tiempo de cerrar con deshonor una de las más notables carreras políticas de Francia en las últimás décadas.
Chirac carga con una biografía cuajada de destellos precoces: breve militante comunista a los 18 años, pero convenientemente encarrilado solo cuatro más tarde en la Escuela Nacional de Administración, verdadera factoría de cargos públicos galos. Y luego un ascenso imparable, al lado de grandes nombres de la derecha francesa como Pompidou o Giscard d' Estaign. Secretario de Estado, ministro en varias carteras y, entre 1977 y 1995, alcalde de París. Dieciocho años en los que convivió con clamorosos indicios de corrupción personal y a favor de su partido que en absoluto se interpusieron en el camino hacia su destino natural: la presidencia de la República, después de dos intentos fallidos.
A partir de aquí, Chirac se hace acreedor de uno de sus sobrenombres, 'Camaleón Bonaparte', por una suerte de empeño en defender una cosa y hacer la contraria. Protagoniza un triste récord, el 82,21% de apoyo que le procuró en su reelección presidencial de 2002 la necesidad de cerrar el paso al ultra Le Pen. Y todavía brilla con luz propia al liderar en 2003 la oposición de los grandes de Europa a la invasión estadounidense de Irak.