Editorial

Horror en Lieja y Florencia

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Un traficante de drogas y armas condenado en el pasado a varios años de cárcel perpetró ayer una carnicería en el corazón de Lieja, la ciudad belga: tres muertos y casi un centenar de heridos antes de suicidarse. Casi simultáneamente, un ultra de derecha mataba en el centro de Florencia a dos vendedores ambulantes senegaleses y hería a varias personas más antes de darse también la muerte. Dos hermosas ciudades europeas repletas de animación y forasteros, escenarios de una violencia ciega que se une a episodios parecidos del pasado reciente, sobre todo el de la matanza de Utoya, junto a Oslo en julio, con un saldo de víctimas sin precedentes. El asesino confeso, Ander Breivik, ha sido declarado sencillamente loco, pero había sabido escoger a sus víctimas: jóvenes socialdemócratas, sus adversarios. Lo mismo sucede en el escenario florentino, donde el asesino, Gianluca Casseri, era un conocido xenófobo. Moneda corriente que los gobiernos deben combatir a toda costa y prueba de que el debate sobre la multiculturalidad y el comunitarismo está cercado por radicales y crueles desequilibrados a los que los gobiernos y la sociedad deben combatir sin descanso.