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Francisco Camps: «Todo es falso, yo siempre pago mis trajes»
El expresidente dice al tribunal que abonó en metálico las prendas regaladas por la red 'Gürtel' y luego las devolvió
VALENCIA. Actualizado: GuardarCasi cinco meses después de su dimisión, Francisco Camps se sentó ayer en el banquillo de los acusados por un delito de cohecho pasivo. El expresidente de la Generalitat pudo aliviar así las «ganas locas, locas» de defenderse que invocó el día en que comenzó «todo este lío». «Todo es falso, yo siempre pago mis trajes», aseguró Camps al jurado que le juzga en Valencia por recibir regalos de las red 'Gürtel'.
Fueron más de cuatro horas de interrogatorio. Una larga declaración trufada de desmentidos y acusaciones a los promotores de esta «persecución política», según Camps. De cintas de audio en las que se corroboró su estrecha relación con Álvaro Pérez, 'El Bigotes', jefe de la trama corrupta en Valencia. De momentos surrealista o de pequeños detalles que comienzan a dibujar el veredicto final del jurado popular, formado por seis hombres y tres mujeres.
Sobre la prueba acusatoria, la recepción de 12 trajes, cuatro americanas y cinco pares de zapatos valorados en 14.021 euros, Camps esquivó las preguntas más comprometidas de la fiscal. Lo hizo con una negativa a la mayor, presentándose como un ciudadano austero, trabajador, que lleva 20 años en la función pública y al que su abogado llegó a tildar de «un poco racanillo que no va de gorra por la vida».
«Soy una persona con gran trascendencia pública y no se entiende que me lleve los trajes y no los pague, ni un traje ni una goma de borrar», se defendió Camps con la mirada fija en el jurado.
Para respaldar su afirmación aseguró que los trajes adquiridos en dos tiendas de Madrid fueron pagados en metálico con dinero prestado por su escolta y su chófer porque «nunca» lleva tarjetas de crédito. «¿Y las facturas?», preguntó la fiscal. «Para qué iba a pedirla. Yo era el presidente de la Generalitat y no podía aparentar que fuera por ahí gastando con cargo al erario público», respondió.
Camps relató cómo conoció al sastre de estas tiendas, José Tomás, uno de los testigos clave del juicio. «Le dije que mis trajes me los compraba en El Corte Inglés porque me gusta vestir de Emidio Tucci. Pero al ver el precio que me hacía, unos 600 euros por traje, la mitad, le dije que sí. Sin embargo, cuando me los mandó a casa y me los probé se los devolví porque no me quedaban bien», recordó.
El abogado de la acusación popular, ejercida por el Partido Socialista valenciano, intentó demostrar que fue la empresa Orange Market, dirigida por 'El Bigotes', la que abonó estos regalos, pero ni Camps contestó ni el presidente del tribunal, el magistrado Juan Climent, le dejó que mostrara los documentos que lo atestiguan, ya que ahora tocaba la fase testifical y no la pericial.
«Presidente inocente»
La estrategia de la defensa de Camps y del propio acusado se cimentó en dos principios: negar las pruebas de la acusación y defender a ultranza su honorabilidad y su papel como presidente de la Generalitat. Fue en este punto donde la vista oral subió varios grados de temperatura. Sobre todo cuando Camps rememoró su dimisión.
«Lo hice para defenderme después de tres años de insidias y mentiras. Lo hice para que los valencianos vieran que el presidente que eligieron (en mayo) es inocente. A mí me eligieron por mayoría conociendo toda la dimensión brutal de este asunto», dijo con la vista puesta de nuevo al jurado.
Camps se mostró pletórico en el interrogatorio. Sonriente cuando preguntaba el abogado de la acusación popular, al que no contestó, y seguro de sí mismo ante la fiscal. Incluso se permitió el lujo de dirigirse al presidente del tribunal con ciertos aires de autoridad. Pero cuando sonaron en la sala los audios del sumario se vino literalmente abajo.
Fueron cuatro conversaciones de los cabecillas y varios imputados de la trama corrupta hablando de los negocios de Valencia. En una de ellas, la más conocida, el propio Camps llamaba «amiguito del alma» a 'El Bigotes', al que también «quería un huevo». En otro momento se recordaron los regalos navideños que repartió Álvaro Pérez a la familia del expresidente. «Te has pasado veinte pueblos», se oyó decir. Entonces, la cara de Camps pasó a ser un poema, aunque aseguró al tribunal que luego los devolvió pese a que eran un regalo.