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MANCHEGOS

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Ahora mismo hay en el panorama televisivo cuatro asuntos mayores que anuncian cambios de fondo. Uno es la situación de los canales públicos y en particular de los autonómicos, porque este derroche ya no hay quien lo mantenga. Otro es la imprescindible sujeción de los canales, públicos y privados, a determinadas normas elementales de carácter moral, cuestión esta que ha explotado con el escándalo de 'La Noria' y donde el nuevo Gobierno tendrá que tomar decisiones. El tercer asunto es la obligada redefinición del paisaje publicitario, porque ahora mismo la tarta está muy mal repartida y las cadenas más poderosas se llevan trozos aún más grandes de lo que les corresponde. Y el cuarto elemento es el horizonte de fusiones y concentraciones al que parece abocada buena parte de la industria audiovisual: ya hemos tenido la absorción de Cuatro por Telecinco y, salvo sorpresa, más temprano que tarde vendrá la fusión de La Sexta con Antena 3. De todos estos asuntos, el más acuciante es tal vez el de los canales autonómicos, porque afecta a los presupuestos públicos, o sea, al dinero ciudadano. El grado de despilfarro al que se ha llegado en las autonómicas es bochornoso. El nuevo responsable de la televisión de Castilla-La Mancha, Nacho Villa, ha destapado algunos ejemplos elocuentes: sueldos de 22.000 euros al mes, contratos ilegales -sin concurso público- con empresas amigas, desembolsos abusivos por derechos de emisión (por ejemplo, en las corridas de toros), etc. Ha hecho bien Villa en sacar todas estas cosas a la luz, porque hay que suponer que ahora, llegada la hora de los recortes, más de uno pondrá el grito en el cielo, así que conviene recordar lo obvio: si hoy tenemos que apretarnos el cinturón, es porque ayer alguien se lo ha estado llevando calentito. El PSOE castellano-manchego, responsable de todas esas cosas, le ha respondido en plan chulesco que vaya al juzgado. Pero el problema no es si estos derroches han sido legales; el problema es que han sido impresentables. Y que al final los tendremos que pagar los ciudadanos, como siempre.