La primera decisión de Rajoy
El líder del PP anunciará mañana los presidentes del Congreso y del SenadoDirigentes populares barruntan la posibilidad de que su jefe de filas dé la sorpresa y designe a Gallardón como sustituto de Bono
MADRID. Actualizado: GuardarLlega el tiempo de tomar decisiones. Mariano Rajoy, enrocado desde que ganó las elecciones en un hermetismo innegociable, deberá adoptar mañana su primer gran veredicto político desde la cada vez más lejana noche del 20-N. El futuro presidente del Gobierno designará a los presidentes del Congreso y del Senado y lo portavoces del grupo popular en ambas cámaras. Lo hará durante la junta directiva nacional que el PP celebrará mañana, convocada en la víspera de la constitución oficial de las Cortes Generales, que se llevará cabo el día 13. La holgada mayoría absoluta que obtuvieron los populares el 20-N garantiza que las propuestas de la junta directiva saldrán adelante en las votaciones del martes.
El sigilo de Rajoy provoca especulaciones hasta en los asiduos a la sede nacional del PP, en la madrileña calle Génova, pero parece lógico que los cuatro elegidos serán informados hoy de la buena nueva. Rajoy, un fiel convencido de las ventajas de ser predecible, podría dar la sorpresa, según barruntan varios barones territoriales del PP, y situar a Alberto Ruiz Gallardón en el sillón que ocupó en la pasada legislatura el socialista José Bono.
Hasta Esperanza Aguirre tiene claro que el sueño de Gallardón es ser ministro, pero estas fuentes populares señalan la posibilidad de que el líder popular quiera «preservar» a uno de sus delfines predilectos del desgaste que padecerá el primer Ejecutivo de Rajoy, sobre todo porque deberá aplicar un duro plan de ajuste si España quiere cumplir con el objetivo de situar el año próximo su déficit público en el 4,4%. Una reducción a la que Rajoy se ha comprometido con los líderes europeos, aunque ello suponga la necesidad de afrontar «sacrificios». Gallardón debería decidir, en cualquier caso, si quiere renunciar a su aspiración de dirigir un ministerio. El premio no sería menor: convertirse, tras el rey y el presidente del Gobierno, en la tercera autoridad del país. Sus allegados aseguran que no le disgustaría porque, aunque se trata de un cargo con más poder institucional que efectivo, «no se quemaría» para futuras metas políticas.
Antes de elegir cualquiera de estos dos caminos deberá renunciar a la vara de mando de Madrid, puesto que son cargos incompatibles con la Alcaldía. No obstante, «lo normal es que lo nombren ministro», apunta un veterano del PP. Su destino podría ser la cartera de Justicia e Interior que, bajo la batuta de Rajoy, volvería a estar unificada en un solo ministerio. Antes de la irrupción de Gallardón en las quinielas para la Cámara Baja, se barajaban tres nombres: Jorge Fernández, número 1 del PP al Congreso por Barcelona; Ana Pastor, exministra y vicepresidenta segunda del Congreso en funciones y Alfonso Alonso, vicesecretario general del PP vasco.
Fernández, además de contar con la amistad de Rajoy, conoce los entresijos del Congreso, ya que ha sido vicepresidente tercero de la Mesa. Sus detractores, sin embargo, ponen el acento en que «está muy escorado a la derecha». El secretismo de Rajoy obliga a los suyos a realizar cábalas, partiendo de la base de la «previsibilidad» de su jefe de filas. Siguiendo esta tesis, la gallega Pastor, que también forma parte del núcleo duro de Rajoy, sería la elegida. La tercera vía, la del exalcalde de Vitoria Antonio Alonso, con menor experiencia y peso político, pero con grandes defensores: Antonio Basagoiti y Soraya Sáenz de Santamaría. Colocar a Alonso al frente de una institución en la que estará presente Amaiur sería, además, un claro mensaje para la coalición abertzale.
Menos dudas en el Senado
Si hay dudas sobre quién será el elegido para presidir el Congreso, todas las fuentes populares coinciden en un nombre para la Cámara alta: Pío García-Escudero. El madrileño fue el senador más votado de España el pasado 20-N con 1,62 millones de sufragios y , entre sus defensores, destaca Esperanza Aguirre. Rajoy también podría llevárselo al Ejecutivo. En cualquier caso, le haría mucha ilusión la presidencia del Senado, del que forma parte desde 1995.
Además de estos dos referentes, Rajoy tiene que decidir quién será la voz del PP en el Congreso y en el Senado. Dos cargos que, en una legislatura con mayoría absoluta, gozan de una menor relevancia pública y, por otra, obligan a una compleja labor de coordinación interna.
Esteban González Pons tiene, tal vez a su pesar, casi todas las papeletas para ocupar la portavocía en el Congreso. Ya ocupó este cargo en el Senado y, tras cuatro años exponiéndose en mil batallas frente a los principales dirigentes del PSOE o dando la cara en asuntos espinosos ante el silencio de otros compañeros de dirección del PP, aspiraba a algo más.