ÉL ACUSA
Actualizado: GuardarIgnacio Villa, el nuevo director general de Radio Televisión Castilla-La Mancha, ha llegado al Parlamento regional y ha dicho que Teresa Viejo cobraba 20.000 euros mensuales y tenía un doble contrato de exclusividad de 6.000. Por supuesto, en cuatro horas de comparecencia contó cosas más importantes (como la existencia de un contrato ilegal con Telecom Castilla-La Mancha, que difunde la señal). Pero la pasta que se lleva la gente llama mucho más la atención. La llaman los 200.000 euros de José Ángel de la Casa por dos temporadas. Como ejemplo de la nueva austeridad, José Antonio Luque cobrará 600 euros por partido. Con respecto a los 10.000 euros que se llevaba Constantino Romero, ha expresado su estupefacción: «Sinceramente, no sé por qué». También ha denunciado (porque su discurso parecía una denuncia) que Fernando Fernández Román recibiera 1.000 euros por cada corrida de toros retransmitida, más dietas para comidas y la exigencia de que el hotel fuera de cuatro estrellas y estuviera cerca de la plaza. Dejando aparte los 1.000 euros, tampoco estaba pidiendo un unicornio para llegar montado a los toros.
Como Ignacio Villa es de Los Otros, ha llegado y ha sacado las vergüenzas de los anteriores responsables de la cadena autonómica. Pero en las comunidades donde Los Otros no han llegado y siguen Los Mismos (Valencia, Andalucía, Murcia.) también habría muchas revelaciones que hacer. Ignacio Villa se ha portado, en el fondo, como Leonard Montano, aquel mago de poca monta que desveló en la Fox los trucos de los ilusionistas. Pero los trucos son conocidos. Cualquiera sabe que lo que se paga ahora en la televisión no es lo que se pagaba antes. Que los cachés de 'Crónicas marcianas' son ahora impensables. Que lo poco que los colaboradores cobran en 'Qué tiempo tan feliz' sorprendería a muchos. Pero es que, aunque ganaran millones, Telecinco es una empresa privada. Las autonómicas, no. Y es difícil olvidar que simbolizan el 'manirrotismo' español de cuando éramos ricos (e idiotas). Recortar en despilfarro no elimina el despilfarro.