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Zapatero advierte de que aún queda «la mitad del camino» por recorrer
Hacia la nueva UE El presidente del Gobierno se despide convencido de que el futuro de España depende de la unidad de los europeos
BRUSELAS. Actualizado: GuardarTres años de severa crisis y el susto de ver a España al borde del abismo parecen haber acabado con el legendario optimismo de José Luis Rodríguez Zapatero. En su valoración de la que fue su última cumbre europea, el presidente del Gobierno en funciones se mostró extremadamente prudente, casi pesimista. Aunque calificó de «positivos» los acuerdos alcanzados para atajar la crisis de deuda, aludió a «experiencias pasadas», cuando se cerraron pactos que no dieron los resultados deseados, para llamar a la cautela y evitar cantar victoria. A su juicio, todavía queda «la mitad del camino» por recorrer.
Zapatero aprovechó el decisivo Consejo Europeo para despedirse de sus colegas europeos, que se mostraron «extraordinariamente cariñosos» con él, y también para hacer balance de su experiencia en Bruselas tras casi ocho años como presidente del Gobierno español y con 44 cumbres comunitarias a sus espaldas. El todavía jefe del Ejecutivo recordó que la UE afronta la crisis «más dura y difícil» desde su nacimiento. «En estos tres años hemos tratado de dar respuestas, con aciertos y errores, y hemos andado la mitad del camino. Queda la otra mitad para garantizar la sostenibilidad de la deuda, la recuperación económica y la creación de empleo y perfeccionar la arquitectura de la Unión Monetaria», afirmó.
«La luz, aunque todavía lejos, se ve al final, y el primer paso es la recuperación de la confianza». Explicó que «si la presión sobre la deuda permanece indefinidamente la recuperación económica será mucho más difícil». Con el acuerdo alcanzado para reforzar la unión fiscal entre la mayoría de socios, el objetivo de rebajar la tensión en los mercados está más cerca, observó.
No obstante, no quiso echar las campanas al vuelo e indicó que era mejor esperar a las reacciones de los inversores y de los grandes países como EE UU, China y Japón y organismos internacionales como el FMI en las próximas 24 o 48 horas para consolidar esa valoración positiva. La cautela está justificada dado que ya ha ocurrido que los mercados celebraron con euforia en un primer momento los acuerdos europeos y al día siguiente se hundieron en la desesperación.
Un gran error
A la hora de desgranar el pacto sellado en la cumbre, Zapatero destacó como principal logro el hecho de que se haya reconocido que la participación de la banca en el rescate de Grecia ha sido algo «excepcional», que no se va repetir. En su opinión, la decisión de implicar al sector privado que impuso Angela Merkel en un encuentro con Nicolas Sarkozy en Deauville el año pasado ha sido uno de los grandes errores de los políticos europeos porque «fue un factor decisivo para agravar la crisis de deuda». Sin embargo, evitó criticar de forma abierta a la canciller alemana por ello con la excusa de que «ha sido la primera vez que hemos tenido que explicar a los ciudadanos que había que prestar dinero a otros países y eso no estaba en el diseño de los fundadores de Europa».
Durante su última cumbre, el presidente en funciones del Ejecutivo ha trasladado a sus socios europeos una postura consensuada con el líder del PP, Mariano Rajoy, con quien ha mantenido un «diálogo permanente». Sin embargo, Zapatero no ha logrado éxito en una de las aspiraciones de Rajoy; la de que España tenga capacidad de veto en el Mecanismo de Estabilidad Europea (Mede), el fondo de rescate permanente que entrará en vigor en julio de 2012. Para que eso ocurriera, era necesario elevar los votos necesarios para aprobar cualquier operación desde el 85% al 90%, pero se ha descartado pese a haber insistido en ello en dos ocasiones. La razón es que «había un amplio consenso en que el sistema de toma de decisiones fuese como en el FMI. Creo que Rajoy lo ha entendido perfectamente», afirmó.
Tampoco se ha conseguido una mayor implicación del Banco Central Europeo, aunque Zapatero cree que el debate continuará en el futuro. Él abogó por una «intervención equilibrada» del instituto emisor, de forma que pueda actuar en determinadas circunstancias pero sin monetizar en exceso la deuda.