Alfredo Pérez Rubalcaba, durante su intervención en el Comité Federal del PSOE el pasado 28 de mayo. :: EFE
ESPAÑA

El liderazgo en el PSOE se juega entre las bases

Las derrotas electorales han generado entre los socialistas un espíritu de revuelta contra los secretarios generales La decisión ya no depende del apoyo de los barones

MADRID. Actualizado: Guardar
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El futuro secretario general del PSOE tendrá que poner más atención en las preferencias de la militancia que en buscar apoyos de los líderes territoriales. Las derrotas de los socialistas el 22 de mayo y el 20 de noviembre han generado entre las bases un espíritu de revuelta contra los barones que no sería de extrañar que aflore en los 'congresillos' para elegir a los delegados al 38 Congreso del PSOE. Unas asambleas que pueden hacerse ingobernables para los aparatos autonómicos del partido.

Ya en el cónclave de hace 11 años, el que llevó a José Luis Rodríguez Zapatero a la Secretaría General, se apreciaron signos de motín en las federaciones socialistas. El voto no fue homogéneo porque las decisiones de los líderes no fueron seguidas a pies juntillas, como era costumbre hasta entonces, por los delegados. En esa indisciplina pescó y triunfó Zapatero pese a que José Bono tenía el respaldo de la gran mayoría de los barones del partido.

La situación se repite ahora y, si cabe, más agudizada, según afirman distintos dirigentes del PSOE. «Hay malestar en el partido con las direcciones, desde las locales hasta la federal», comentaba hace unos días un veterano diputado socialista. Para prueba, un botón: dos organizaciones provinciales en Andalucía y otras dos en Castilla y León, y dos municipales, Cáceres y Alicante, están regidas por gestoras por distintos conflictos internos.

Algunos secretarios generales ven cómo surgen aspirantes a moverles la silla, es el caso del valenciano Jorge Alarte, que tiene dos aspirantes a su cargo, Francesc Romeu y Manuel Mata. Pero no es el único, en el socialismo catalán tres candidatos pretenden el despacho de José Montilla; asimismo es previsible que haya más de un interesado en la sucesión de Marcelino Iglesias entre los socialistas de Aragón y de José María Barreda en el PSOE de Castilla-La Mancha o de Pedro Saura en Murcia. También se avecina batalla en Madrid contra Tomás Gómez.

Todos perdedores

Es que los socialistas tienen un denominador común tras las elecciones: todos son perdedores. El que no perdió el ayuntamiento, fue derrotado en la comunidad autónoma; volaron escaños autonómicos y nacionales; y sobre todo el PSOE fue desalojado del Gobierno de España. Nadie puede mirar por encima del hombro a nadie.

En este escenario el desgaste de la autoridad es inevitable y las posiciones de los dirigentes no tienen garantía de ser secundadas por las bases. Los 'congresillos' de enero para elegir los delegados congresuales serán el primer banco de pruebas para comprobar la temperatura de la cohesión interna en las federaciones. Por lo pronto, la tesis de 'un militante un voto' para elegir al líder del PSOE, que fue desoída en el Comité Federal del 26 de noviembre, empieza a abrirse paso y son varios los cuadros medios que avalan esa fórmula. La última, la secretaria general de los socialistas de Orihuela, Antonia Moreno, pero se puede dar por descontado que hasta el 38 Congreso surgirán más voces en esa línea.

Los candidatos a la sucesión de Zapatero, por tanto, deberán esmerarse más por sintonizar con la militancia que dedicarse a contentar a los barones y jugar con los equilibrios territoriales. Tener el respaldo de los secretarios generales de las federaciones no asegura, tal y como están las cosas en el PSOE, tener amarrado el liderazgo del partido.