Hillary Clinton se reunió con la activista birmana Aung San Suu Kyi horas antes de regresar a Estados Unidos. :: AFP
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Clinton se compromete con Birmania

La secretaria de Estado de EE UU se va del país asiático con la promesa de apoyar las reformas políticas tras reunirse con la Nobel Suu Kyi

SHANGHAI. Actualizado: Guardar
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Solo hay que comparar las dos fotografías para darse cuenta de cómo han transcurrido las entrevistas que Hillary Clinton ha llevado a cabo en su histórico viaje por Myanmar: su rostro aparece tenso, con un rictus casi marcial, mientras estrecha la mano del presidente Thein Sein; con Aung San Suu Kyi, activista prodemocracia y premio Nobel de la Paz, ambas ríen mientras mantienen sus manos entrelazadas.

No en vano, al jefe del Ejecutivo birmano le reprochó el jueves sus «acuerdos ilícitos» con Corea del Norte, le exigió continuar con las reformas políticas iniciadas el año pasado y le advirtió de la dañina influencia que puede tener China. Sin embargo, a la líder de la Liga Nacional por la Democracia le reconoció ayer que su figura le sirve de inspiración, a lo que 'la Dama' le respondió mostrándole un póster firmado por la secretaria de Estado americana y su antecesora Madeleine Albright que guarda en su casa con especial cariño.

Ambas se mostraron esperanzadas por la 'primavera' que ha florecido en la antigua Birmania, y cuyas reformas Clinton aseguró que solo «pueden ser el comienzo de un largo proceso de transición». En un artículo de opinión publicado en el diario 'International Herald Tribune', la propia Suu Kyi escribía ayer que entiende que «después de 23 años de autoritarismo haya impaciencia por ver y experimentar cambios», y aludía a las revueltas árabes «que provocarán cambios irreversibles a lo largo de 2012, con la posibilidad de que se extiendan a otros lugares». Suu Kyi considera que es la pasión y un compromiso activo duradero, «fuera de artificios pirotécnicos», lo que realmente crea «la fuerza que, llevada a asuntos públicos, se convierte en potente instrumento para el cambio político y social». El poder de los dirigentes, basado en la maquinaria del Estado, argumenta, «es lo opuesto a esa pasión» del pueblo. «Siempre hay un elemento de riesgo cuando saltamos a lo desconocido. El mayor reto de Birmania, como el de los países de la primavera árabe, es combinar la pasión y el poder con la sabiduría», termina.

Reacción de China

En los tres días de la histórica visita que concluyó ayer, la mandataria del Ejecutivo de Obama prometió recompensar al Gobierno birmano, que hasta el año pasado estaba íntegramente compuesto por militares, por reformas como la que permitirá a la LND de Suu Kyi presentarse a unas elecciones parciales que todavía no han sido convocadas. «No estamos todavía en un punto en el que podamos considerar retirar unas sanciones impuestas por políticas que han de ser derogadas. Pero si trabajamos juntos estoy segura de que no habrá marcha atrás en este camino a la democracia», explicó Clinton ayer, «y todos los pasos que dé el Gobierno serán concienzudamente considerados, y serán recompensados con acciones de Estados Unidos, porque queremos ver reformas económicas y políticas».

A 3.500 kilómetros de distancia, en Pekín, las palabras de Clinton resuenan con fuerza. Aunque, oficialmente, China aboga por el levantamiento de las sanciones impuestas por Occidente, lo cierto es que duele la posibilidad de que uno de sus principales aliados, rico en recursos naturales y energéticos, pueda aliviar su dependencia de China. Así, el diario oficial 'Global Times' ha pataleado los últimos días en sus artículos de opinión, en los que ha tachado a Estados Unidos de «incompetente» e «incapaz de resolver su propia crisis».