POESÍA COMO TRANSGRESIÓN Y VIDA
Actualizado: GuardarEl Premio Cervantes ha sido un año más fiel a su espíritu fundacional premiando a uno de las grandes autores de la poesía hispanoamericana contemporánea, Nicanor Parra, a uno de los principales renovadores del lenguaje poético en español, comparable por algunos con Rubén Darío. Próximo a cumplir un siglo de vida, pues Parra nació en 1912, su formación científica y su pertenencia a una familia donde brillaron la música y los aires populares (no olvidemos que su hermana fue Violeta Parra), determinaron su voz poética, injertada en las tradiciones orales y en la expresión coloquial, por un lado, y la concepción del poema como un teorema, por otro, en el que -piensa Nicanor Parra- «debe obtenerse lo máximo con lo mínimo, y al que pueden aplicarse los principios de relatividad y de indeterminación, nucleares en la Física del siglo XX. Relativizar, porque la ironía es un principio de distanciamiento». Toda la obra del nuevo Premio Cervantes tiene como eje lo que él denominó antipoesía, mostrada en un libro fundamental, 'Poemas y antipoemas', publicado en 1954. Antipoesía que no es para Parra sino «crear vida en palabras», y como la vida es múltiple -argumenta- «dentro de un poema cabe todo: los sentimientos más nobles y los más indignos, el llanto y la risa, la belleza y la fealdad, la oralidad y la escritura». Oralidad muy presente en otro de sus libros inolvidables, 'La cueca larga'. Poeta transgresor donde los haya, unió también la palabra y la imagen en sus célebres 'Artefactos', en uno de los cuales, por ejemplo, leemos: la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas. Y toda su vena satírica se reveló en 'Quebrantahuesos', collages a base de recortes de diarios.
Quizá para terminar esta breve nota lo mejor sea reproducir unas palabras de Harold Bloom: « Parra nos devuelve una individualidad preocupada por sí misma y por los demás, en lugar de un individualismo tan indiferente a los demás como a sí mismo».