Sociedad

«Es una novela llena de símbolos que el lector tiene que desvelar»

El malagueño presenta hoy en Jerez su última obra, 'El péndulo', un thriller en el que reflexiona sobre la sociedad actual Rafael Ábalos Escritor

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La aparición de un cadáver en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York con una nota apocalíptica es el trepidante comienzo de 'El péndulo', la nueva novela de Rafael Ábalos. El escritor malagueño presenta hoy el libro en la Biblioteca del Instituto Coloma.

-Es el primer libro destinado al público adulto tras varios de corte juvenil.

-Cuando uno escribe siempre desde la perspectiva del joven que lleva dentro, también necesita tomarse un respiro y abrir un espacio para el adulto. Estaba agotado del joven y quería dedicarme un tiempo a escribir para adultos. Por eso intenté escribir una novela universal, abordando temas muy globales que nos afectan a todos.

-¿Qué objetivo se ha marcado con este libro?

-Escribir una metáfora sobre este momento histórico que estamos viviendo en el que la conspiración, lo incierto, lo tenebroso, el miedo,... empiezan a aflorar de modo inquietante. Era conveniente prestarle atención a esta incertidumbre creciente desde una novela. Por eso aparece Nueva York como símbolo de capitalidad del mundo y las Naciones Unidas como símbolo del orden mundial que se dirige de modo incierto hacia un futuro en el que van a pasar muchas cosas y no sabemos todavía qué, pero en el que es difícil situarnos y acabar comprendiéndolo todo. Es una novela con apariencia de thriller policíaco que luego es mucho más porque hay en el fondo una reflexión, una simbología que parte de la idea del péndulo, de ir y venir, de la verdad y la mentira, lo divino y lo humano, lo real y lo imaginario... Y esto va a resultar muy atractivo para el lector como complemento al thriller policíaco.

-La Cía, el FBI, Obama, la crisis, las Naciones Unidas... ¿los misterios están en la vida cotidiana?

-Es precisamente una de las intenciones de la novela: envolver esa actualidad a partir de un thriller de misterio, de intriga, con un cadáver de inicio, que permite plantear semejanzas con todos esos misterios y secretos, lo que se nos oculta, las verdades a medias... que son muy frecuentes en política y también en la prensa.

-¿Es difícil encajar la ficción en un contexto tan conocido?

-No, porque creo que la ficción es un modo de comprender la realidad. Sirve para adentrarse en la dualidad y poder reflexionar sobre ella, jugar con ella, que es lo que hace en definitiva el escritor y lo que yo he intentado con esta novela: jugar con ella de modo entretenido que atrape al lector y que al propio tiempo lo invite a reflexionar en un mundo en el que se siente perdido como en un laberinto.

-Una periodista es la protagonista de la obra, ¿es una profesión que da juego novelesco?

-Sin duda. Lo que pasa es que he querido huir del tópico de la periodista intrépida y heroína. Me interesa una periodista más humana, más cercana. De alguna manera se va sorprendiendo, se le va despertando la curiosidad, viviendo a la sombra de esa revelación de hechos o historias en la que se ve implicada y de la que le cuesta salir. He elegido a una mujer porque era más apropiado para la historia por su sensibilidad emocional y por su capacidad de la maternidad como símbolo de futuro.

-Al principio del libro despiden a la protagonista, una situación que desgraciadamente es muy habitual hoy.

-Y también ocurre mucho en el ámbito periodístico, en sectores que quedan como accesorios, y uno de ellos es la cultura. Elegir a una periodista de cultura tampoco es caprichoso, oculta otro símbolo. Esta es una novela de símbolos que el lector tiene que desvelar. En este caso, representa lo que puede significar la pérdida de la cultura como forma de creación y desarrollo del ser humano. Estoy convencido de que en el futuro la cultura es la única posibilidad de supervivencia como raza inteligente y eficaz, capaz de buscar un futuro más humanizado, más solidario, más cercano a las necesidades de todo el mundo.

-¿Qué tienen en común la abogacía con la literatura?

-Tienen más de lo que parece, igual que el periodismo. Tanto los abogados como los periodistas contamos historias. La diferencia con la literatura está en los límites. Estamos limitados por la realidad, por la actualidad y por el tiempo y la literatura no tiene límites. Puede jugar con la fantasía.

-¿Ha sido la abogacía una fuente de inspiración?

-Lo fue en mi primera novela, que nunca se publicó pero que me sirvió para darme cuenta de que podía imaginar historias. Pero la abogacía no ha sido tanta fuente de inspiración como mis propias vivencias, mis lecturas y mi experiencia vital. La abogacía sí permite el conocimiento de la psicología y las miserias humanas, de los valores... Y eso aparece en mis novelas.

-¿Tiene ya en mente algún nuevo proyecto?

-Tengo una historia que llevo un tiempo madurando mentalmente y que me voy a poner a escribir en enero. Esta novela va a ser una novela del espacio español. Todas mis novelas se han situado fuera de nuestras fronteras, en países imaginarios o anglosajones. Será una historia también llena de símbolos en la que me va a servir España, incluso Andalucía y lugares cercanos a Málaga, como territorio. Puede ser muy interesante.