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La detección temprana fracasa por el pudor a someterse a la prueba

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Desde que una persona se contagia hasta que se hace la prueba para detectarlo pueden pasar años. Más de la mitad de los afectados que acude a su médico lo hace cuando aparecen los primeros síntomas y el sistema inmunológico está ya muy deteriorado, tal como señala el doctor Antonio Vergara, responsable de la Unidad de Gestión Clínica de Infecciosos del Hospital de Puerto Real. Las señales más habituales son fiebre que no baja y bultos en el cuello propios de la inflamación de ganglios. «Ahí es más difícil controlarlo porque el paciente no tiene apenas capacidad de reacción».

Sin embargo, resulta difícil que los que han tenido relaciones sin protección se presten a hacerse la prueba, especialmente si son más jóvenes. Vergara recuerda que «El 40% de los pacientes que son portadores en España del VIH no lo saben y eso puede significar entre 35.000 a 40.000 personas». Y lo siguen transmitiendo cuando no toman precauciones.

Charo Vargas, coordinadora del programa de prevención del sida de Colegades, asegura que después de las fiestas o las vacaciones de verano acuden más personas a realizarse la prueba gratuita, pero por lo general, la afluencia es escasa. «Hay aún mucho pudor a someterse a ella y muchos temen que si lo hacen y es positiva les daría la certeza de que van a morir». Pero nada más lejos. «Retrasar el diagnóstico supone agravar el problema, no solo porque se puede contagiar un mayor número de personas, sino porque cuanto antes se trate más calidad de vida ganará, porque con los antivirales es posible mantener el contagio a raya sin que llegue a desarrollar la enfermedad».