Varias personas rinden homenaje a uno de los rehenes asesinados frente a su vivienda. En el círculo, el secuestrado que pudo escapar. :: EFE
MUNDO

La ejecución de cuatro rehenes por las FARC divide a Colombia

El Gobierno sale al paso de las críticas de las familias de las víctimas por la operación del Ejército e insiste en que la guerrilla es la culpable

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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Los cuerpos de cuatro militares secuestrados hace más de diez años por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) llegaron ayer a Bogotá con un tiro de gracia mientras la capital recibía como un héroe a un quinto 'canjeable', el sargento Luis Alberto Eraso. A diferencia de sus compañeros, él escapó de una muerte segura cuando escuchó las detonaciones de una patrulla militar que, según el Gobierno de Juan Manuel Santos, se encontró por sorpresa con el campamento guerrillero.

El hecho ha conmocionado al país, entre denuncias del Ejecutivo por la ejecución a sangre fría y el malestar de los familiares de los rehenes y de grupos opositores, que insistieron una vez más en la necesidad de buscar una salida negociada.

Eraso, secuestrado el 9 de diciembre de 1999, volvía a ser libre bajo una intensa lluvia. Dos tiritas en el rostro delataban las heridas que sufrió tras escapar del campamento. Dijo que decidió correr al escuchar los tiros que mataron a sus compañeros. Tres guerrilleros le persiguieron y le lanzaron granadas. Pero logró esconderse. Salió al escuchar «las motosierras del Ejército haciendo espacio para los helicópteros». Dejaba atrás, con vida, doce años de prisión en la selva.

El coronel de la Policía Edgar Yesid Duarte Valero, el mayor de la misma institución Elkin Hernández Rivas -secuestrados el 14 de octubre de 1988 en el Caquetá-, el intendente jefe Álvaro Moreno -retenido desde el 9 de diciembre de 1999- y el sargento mayor José Libio Martínez Estrada -capturado el 20 de diciembre de 1997- no pudieron correr la misma suerte que el sargento Eraso. La única guerrillera detenida relató que al verse cercados ordenaron a los 'canjeables' tumbarse en el suelo boca abajo y les dispararon.

«Crimen atroz»

Martínez Estrada, el rehén más antiguo de las FARC, era solo un cabo de 21 años cuando fue capturado. Murió sin conocer a su único hijo, Johan Steven, pese a las cartas que el niño envió a la guerrilla para que lo liberaran.

El presidente Santos calificó las ejecuciones de «crimen atroz» e insistió en que «los únicos responsables de esa acción vil, de ese crimen de lesa humanidad son las FARC». Por su parte, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, precisó que los rehenes «fueron asesinados con tiros de gracia», tres de ellos ejecutados por «disparos en la cabeza y uno con un tiro en la espalda». En opinión de Pinzón, el Ejército emprendió la operación militar sabiendo que existía la posibilidad de que la guerrilla tuviera secuestrados en la zona.

«Si el Gobierno insiste en la salida armada, van a morir todos», afirmó el exsenador y exsecuestrado Luis Eladio Pérez, que también recordó que los guerrilleros tienen orden de sus jefes de ejecutar a los rehenes al menor atisbo de ataque militar. La exsenadora Piedad Córdoba, por su parte, dijo que «la paz acaba de recibir un gran golpe» justo después de conocerse que la guerrilla tenía intención de liberar a seis secuestrados en un intento por retomar el diálogo con el Ejecutivo.