Laura y María Jesús son dos mujeres veterinarias que destacan en su carrera por su lucha por la innovación. :: V. LÓPEZ
historia

Veterinarias de nueva generación

Dos gaditanas cuentan la evolución de la albeitería en los últimos tiempos desde su propia experiencia

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Cuanto más se acerca el Bicentenario, más datos y anécdotas históricas se desvelan para hacer entender la importancia de la Carta Magna. Así, para el Colegio de Veterinarios de Cádiz este está siendo un año de celebración, ya que su profesión cumple 250 años, pero sus orígenes en España mucho le deben al Cádiz de 1812. El movimiento ilustrado de aquella época propició la creación de una Escuela de Veterinaria, ya que entonces llegaron a Cádiz los primeros albéitares encuadrados en el ejército. La evolución de la veterinaria tradicional hasta nuestros días, muy ligada durante años al campo y al trabajo de los herreros, ha estado marcada por las primeras mujeres que entraron en la profesión y abrieron nuevos caminos en el cuidado del animal.

María Jesús Poyal es una de las primeras veterinarias que montaron una clínica en la provincia en los años 80 y actualmente es vocal de la Asociación Española de Veterinarios. Ella vivió ese punto de inflexión y ha pasado de ver cómo en la facultad de Veterinaria había una mujer por cada cincuenta estudiantes a saber ahora que el 75% de los que eligen esa carrera son féminas. Cuenta con pasión sus comienzos en un depósito de sementales, cuando tuvo que abrirse paso en un mundo de hombres y no dejarse achicar por la mirada desconfiada de ellos mientras inspeccionaba el recto de un caballo que padecía un cólico. Años más tarde, cuando abrió su clínica veterinaria en Puerto Real, aún llamaba la atención de los dueños de sus pacientes al descubrir que bajo la bata blanca había una mujer. María Jesús explica que la introducción de las mujeres en la administración pública y la alternativa veterinaria hacia el animal doméstico en un ámbito más urbano fueron dos de los desencadenantes del cambio. «En el campo aún hay más hombres dedicados a este trabajo, en este sentido siguen siendo más reacios a la llegada de nosotras», puntualiza María Jesús. Añade, además, que cuando recibe a animales de gran tamaño en su clínica, todavía hay quien se desconcierta y duda de su capacidad para sujetarlos, «pero no se trata de fuerza bruta, tenemos los conocimientos para controlar a cualquier raza sea cual sea su tamaño». La innovación en este campo está siendo tal que ya se puede hablar de casi las mismas especialidades que en la Medicina. «Yo me he especializado en la piel, tengo varias publicaciones en revistas especializadas sobre dermatología».

Además de las clínicas de animales de compañía en la ciudad y de la multitud de medios disponibles para el cuidado de las mascotas, hay otra salida laboral que cada vez cuenta con más demanda y en la que la mujer también se está haciendo hueco. Se trata de la seguridad alimentaria. Laura Bey es una joven veterinaria gaditana que ha diseñado la sala de despiece de su empresa familiar, El Fogón de Mariana. «Es un segmento en auge porque cada vez somos más exigentes en la seguridad y en la calidad de los alimentos. Están aumentando los controles y las inspecciones y los veterinarios jugamos ahí un papel esencial».

Laura renunció a su puesto en la administración pública, donde trabajaba en Sanidad Ambiental, para dar continuidad a la empresa de su padre. «Decidí dejar la comodidad de los horarios por el sacrificio diario para mantener nuestro proyecto y es algo que diariamente me llena de satisfacción».

Facetas emergentes

Actualmente el 41% de los veterinarios colegiados en Cádiz son mujeres. Una cifra muy significativa si tenemos en cuenta que el colegio se creó sin presencia femenina y que la primera inscrita, Clotilde Rey, llegó en 1978. Ahora, una de las principales áreas de trabajo de la albeitería moderna es el control de las enfermedades infecciosas y de los brotes que amenacen la salud de los animales y de las personas.

La atención sanitaria a caballos y mulos y el control de la rabia han dado paso a otras funciones encaminadas a la vigilancia de la calidad y la inocuidad de los alimentos. La faceta de investigación biomédica y la protección del medio ambiente y de la diversidad biológica son otros terrenos en crecimiento que ya cuentan con el trabajo de grandes especialistas en la provincia.