Tomaduras de pelo
El cumplimiento de los programas electorales se ha considerado, a menudo, como un objetivo escurridizo
Actualizado: GuardarAlguien está tomando el pelo a los ciudadanos? Si una sociedad respetuosa consigo misma se distingue porque las instituciones no engañan a la población, ¿qué está pasando tras el cierre de las urnas hace solo una semana? Algunos toman medidas que tenían agazapadas a la espera de los votos, y otros insinúan sin complejos la toma de decisiones que días atrás rechazaron. Hace un par de semanas, cualquier candidato del PP desmentía abrigar aviesas intenciones de recurrir al copago en determinadas áreas de la sanidad pública. Si entonces era poco menos que un sacrilegio, ahora se sostiene con fresca desenvoltura que el copago puede tener efectos saludables, sobre todos como elemento disuasorio. Sin negar ciertamente esa posibilidad, esta tardía reflexión tiene trampa.
El cumplimiento de los programas electorales se ha considerado, a menudo, como un objetivo escurridizo, cuyo cumplimiento estaba condicionado por las circunstancias. Pero aquí y ahora las circunstancias no han cambiado. La situación laboral, económica y social de este país es la misma que el 19 de noviembre, y si hay que apretarse más el cinturón, la hebilla tenía que estar puesta en su lugar antes de seleccionar el voto. Lo demás es otro grave quebranto para la democracia.
Fue el presidente popular de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, quien en época preelectoral abogó sin complejos por el copago sanitario. Un brindis al sol del que se retractó de inmediato, al son de las campanas de su partido, que tocaron a rebato. Ahora, la situación se ha invertido, y Valcárcel ha vuelto a mostrar un gran interés en aplicar alguna forma de copago, en coincidencia no casual con el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijoó.
Dos días después de que en Cataluña, CiU se alzara por primera vez con la victoria en las generales, el presidente Artur Mas anunció su intención de proceder a despidos selectivos, aumentos en las tasas universitarias, en el transporte público, en el recibo del agua. Y como debe cuidarse el vocabulario con esmero, no sea que se llame a confusión, no habló de copago sino de un 'ticket moderador' para las recetas, acaso de un euro. A ver si cuela. Al poco de cerrarse las urnas, el Gobierno vasco entró también en materia y propuso suspender las primas por jubilación voluntaria y por contrato de relevo, revisar los complementos por incapacidad transitoria, una nueva congelación salarial para los empleados públicos, así como no cubrir los puestos que queden vacantes por jubilación. A todo esto, Rajoy continúa encasillado en su mutismo, ahora justificado ya que espera a ser investido presidente del Gobierno para anunciar los tijeretazos. Comprobado en todo caso que la rotunda victoria del PP tuvo que ver con la ambigüedad de Rajoy, o los ciudadanos admiten sin rebozo que no les importa que les sigan tomando el pelo o esto no podrá seguir así.