Seis días de trabajo en nueve años
Una italiana empleada en un hospital bate todos los récords de absentismo simulando mil enfermedades y dos embarazos
ROMA. Actualizado: GuardarNuevo récord de absentismo laboral en Italia. Es decir, probablemente en el mundo. Lo ha logrado una trabajadora social de 44 años del hospital Sant'Orsola de Bolonia que ha trabajado sólo seis días en nueve años. En concreto, dos días en 2002 y cuatro en 2004. Empezó con una baja por maternidad que era legítima, pero después siguió con una presunta dermatitis y lo empalmó con dos embarazos inventados, aportando los certificados médicos, que incluso eran de gestaciones de riesgo. Ahora se investiga a los médicos que los firmaron y otras posibles complicidades. Luego dijo que las criaturas habían nacido en España y redondeó esta obra maestra desgravando en la declaración de la renta por los hijos inexistentes. En el hospital nadie notó nada, o no quiso notar, pero al final el año pasado un responsable informó a los Carabinieri de algunas «incongruencias» en el expediente de la empleada, que fue despedida por superar el límite de ausencias. Tras abrirse una investigación, el juez la ha puesto bajo arresto domiciliario por estafa, con un daño para el erario público de unos 33.000 euros.
Son cosas como ésta las que hacen de la Administración italiana un monstruo de ineficiencia, uno de los vicios nacionales que han llevado a la actual crisis. Porque noticias de este tipo son cotidianas y, la verdad, el récord estaba difícil. Fue famosa una funcionaria de Correos con baja de seis meses por dolor de muñeca que entretanto quedó tercera en el campeonato de Italia de culturismo y se entrenaba con pesas en el gimnasio. O la jueza ausente con graves dolores de espalda durante seis meses que fue sorprendida en una regata de vela. Y también fue muy bueno lo de una funcionaria de Treviso que siempre estaba de baja por falsas gripes, pero en realidad aprovechaba para ejercer la prostitución.
En 2008 un estudio del Ayuntamiento de Roma reveló que cada día faltaba a su puesto el 25% de la plantilla, lo que explica en parte las colas y el caos del municipio. La media de novillos de sus funcionarios era de 38,9 días al año. Cada uno. Pero también en el Ministerio de Infraestructuras una investigación cazó a cien empleados en una sola semana que salían en horario de trabajo a hacer recados. A la Policía le bastó encender las cámaras de la puerta, desactivadas desde hacía años, aunque los sindicatos protestaron luego airadamente porque el uso de estos aparatos no figuraba en el convenio. Hicieron lo mismo, vigilando la puerta durante dos años, en otra oficina del Gobierno de Lazio, la región de Roma, y descubrieron que un tercio de la plantilla fichaba y se iba.
En fin, es lo normal. Hasta un diputado del centro-izquierda luego pasado al grupo mixto, Antonio Gaglione, ha hecho del absentismo una bandera, pues apenas ha asistido a un 0,3% de las sesiones. ¿Justificación? «Trabajar en el Parlamento es frustrante, una pérdida de tiempo y una violencia contra la persona». Naturalmente, Gaglione ha estado cobrando todos los meses sus once mil y pico euros, pues otro récord italiano es el sueldo de sus políticos.