La UE endulza los eurobonos para atraer a Alemania
Bruselas pide poderes para cambiar los presupuestos nacionales a cambio de la deuda común, a fin de convencer a Berlín
BRUSELAS. Actualizado: GuardarHasta el nombre es diferente para tratar de convencer a Alemania. La Comisión Europea presentó ayer su esperada propuesta para la introducción de los eurobonos, rebautizados como 'bonos para la estabilidad', en un intento por superar el rechazo germano. El cambio en la denominación puede parecer solo un guiño, pero el planteamiento al completo está diseñado muy a la medida de Berlín. Ante todo, el Ejecutivo comunitario insistió en que la deuda común es un proyecto a medio plazo que debe ir precedido de un control europeo de los presupuestos nacionales.
El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, compareció en Bruselas para abrir formalmente el debate sobre los eurobonos. «Todos los países reconocen la necesidad de una mayor integración. De lo contrario, será muy difícil o incluso imposible mantener una moneda común», proclamó. Aunque la idea de unificar la deuda lleva meses planteándose, Bruselas no había analizado la cuestión en profundidad hasta ahora. Su conclusión general es que compartir los títulos soberanos tendría «beneficios sustanciales», especialmente a la hora de reducir los elevados costes de financiación que afrontan países como España.
Consciente de la frontal oposición de Alemania, la Comisión difundió un planteamiento que encaja en buena medida en el discurso del país germano. El Ejecutivo comunitario considera que los eurobonos deben estar vinculados con una estrecha vigilancia de las economías nacionales. Bruselas quiere recibir una copia de los presupuestos de cada país antes del 15 de octubre todos los años. Una vez analizadas las cuentas, los expertos europeos determinarían si se respetan las normas del remodelado Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Si el resultado es negativo, la Comisión reclama la capacidad de poder ordenar cambios.
Bruselas garantizó que el plan respeta la soberanía de los parlamentos, pero remarcó que los presupuestos deberán estar a su disposición antes de su aprobación. La Comisión, incluso, explicaría sus objeciones a los propios diputados para que puedan votar con «información extra». El plan incluye medidas especiales para los países rescatados o en serio riesgo de inestabilidad financiera. En ambas situaciones, los poderes del Ejecutivo se multiplicarían para «monitorizar» de forma casi permanente la contabilidad de un socio y la aplicación de las medidas pactadas.
El comisario de Economía, Olli Rehn, compareció junto a Barroso para desgranar el planteamiento. Basándose en la experiencia derivada de esta crisis, el responsable finlandés anunció que también pretenden poder forzar el rescate de un país para evitar que se agrave su situación. Hasta ahora, la Unión Europea tiene que esperar a que el socio en cuestión lance el SOS para tenderle el salvavidas. Una vez aplicado todo el conjunto de medidas, el paso natural sería la puesta en marcha de los eurobonos.
Fórmulas para la deuda
La Comisión detalló tres fórmulas para hacer realidad la deuda común. La más ambiciosa pasaría por convertir todos los bonos soberanos en títulos comunitarios. La segunda contemplaría financiar sólo un porcentaje de las necesidades de cada socio con soporte europeo, mientras que en paralelo se mantendrían las emisiones nacionales. En un tercer escenario, similar al que ya se utiliza con el fondo de rescate, se otorgarían garantías comunes a los países, pero sin llegar a compartir la deuda. El estudio de Bruselas admite que los socios que pagan más intereses se verían muy beneficiados, pero Alemania tendría que rascarse el bolsillo.
Merkel ya había dicho 'no' a la propuesta de la Comisión apenas unas horas antes de que se presentara. La canciller tachó de «lamentable e inadecuado» que Bruselas situara los eurobonos en el centro del debate. «La idea que queda es que mediante la colectivización de la deuda se pueden superar los problemas estructurales de la zona euro», remarcó. Barroso tiene como aliado a Herman Van Rompuy, que también apuesta por los títulos comunitarios, pero tras cumplir unos requisitos muy estrictos similares a los acordados para la puesta en marcha del euro.