ESPAÑA

El PSOE vive la calma previa a la gran batalla

El Congreso se celebrará en Sevilla, como había solicitado Griñán para reforzar al partido para las elecciones andaluzas Rubalcaba y Chacón ya reciben presiones para dar el paso

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Es el momento de velar armas en el PSOE, de medir los movimientos del adversario y de esperar a que las aguas se calmen para hacer una toma de temperatura fiable de los posibles apoyos de cara al 38 Congreso. Nadie espera que los aspirantes a liderar el partido den un paso al frente de manera precipitada, y menos aún que lo hagan, antes de que este sábado el Comité Federal apruebe formalmente la convocatoria de su máximo órgano de decisión. Pero muchos de los que integraban las quinielas antes del catastrófico 20-N sí han pedido ya ser excluidos de la carrera. Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, no.

El aspirante frustrado a la presidencia del Gobierno se ha sumido en el silencio más absoluto desde que el domingo por la noche compareció solo en Ferraz para asumir la derrota. El lunes hizo su análisis ante la ejecutiva del partido, a puerta cerrada, pero más allá de defender que el PSOE no tendrá que construir sobre la nada y que, al menos, parte de un «proyecto» para estos cuatro años, dio pocas pistas de sus intenciones. Algunos se agarran a esa afirmación para dar por hecho que dará un paso al frente. El Congreso de febrero no solo decidirá sobre los liderazgos sino también sobre la línea de actuación para los años venideros. Y el hecho de que él considere el suyo vigente es, a su juicio, una pista clara.

Su directora de campaña, Elena Valenciano, insistió ayer sin embargo en que él no ha decidido aún qué hacer. Al menos públicamente, Rubalcaba nunca se puso suelos. Rechazó fijar un resultado por debajo del cual podía considerarse inhabilitado para optar a la secretaría general e incluso, según aseguran fuentes próximas, llegó a plantearse que cuanto peor fuera el resultado más obligado estaría a intentar enderezar el rumbo del partido. Pero, probablemente, serán las presiones internas, que ya se están produciendo, las que inclinen su balanza en una u otra dirección.

De momento, ya han dejado claro que no aspiran a pilotar el partido en esta complicada etapa el líder de los socialistas extremeños, Guillermo Fernández Vara (en ABC); el lehendakari Patxi López (que se presentará a la reelección en el País Vasco), por boca del portavoz del PSE, José Antonio Pastor; el hasta ahora número dos del grupo parlamentario socialista, Eduardo Madina, en La Sexta; y el número uno del PSOE castellano-leonés, Óscar López. Algunos de ellos han defendido incluso que los 110 diputados en ningún caso dejan al exvicepresidente primero fuera de juego.

El más entusiasta, en todo caso, fue el presidente de Andalucía, José Antonio Griñán. En una entrevista en Canal Sur Radio afirmó que Rubalcaba es «lo mejor de lo mejor» y que «Andalucía lo quiere». Sin embargo, desde su federación aseguran que eso no prejuzga nada.

Zapatero aprieta las riendas

Los socialistas andaluces son una pieza clave. Aportan al congreso el 20% de los delegados. Por eso, y porque necesitan un revulsivo antes de las elecciones autonómicas, se ha optado porque el encuentro tenga lugar en Sevilla los días 10, 11 y 12 de febrero. Una decisión que, según fuentes del partido, tomó ayer el propio Rodríguez Zapatero junto al secretario de Organización, Marcelino Iglesias, tras hablar Griñán.

El aún secretario general está decidido a desempeñar un papel activo en el proceso de su sucesión y a ejercer de árbitro de la «democracia» interna (lo que no fue en las primarias). Esa voluntad ha sido recibida con agrado por los partidarios de Chacón, entre los que se encuentran algunos de los antiguos integrantes del movimiento Nueva Vía que aupó a Zapatero al liderazgo en el 35 Congreso.

La dirigente catalana, como Rubalcaba, se mantiene aún a la espera pero también está recibiendo mensajes de aliento que le invitan encabezar la «renovación».