Mariano Rajoy. :: AP
ESPAÑA

El PP obtiene la mayor ventaja en 25 años

Con solo medio de millón de votos más, los populares suman otros 32 escaños respecto a 2008Más de un millón de votos socialistas se quedaron en la abstención y un millón y medio se fugaron a UPyD e IU

MADRID. Actualizado: Guardar
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El PP obtuvo el domingo la mayor ventaja de los últimos años entre el partido ganador de las elecciones y su más inmediato perseguidor. Los populares distanciaron al PSOE en 76 escaños, y hay que remontarse a 1986 para encontrar una ventaja mayor, los 79 que sacaron los socialistas a Alianza Popular. Lo llamativo es que Mariano Rajoy ha obtenido semejante botín no por un aumento espectacular de su respaldo en las urnas, su partido apenas ha crecido en 550.000 votos respecto a 2008, sino por el brutal hundimiento del PSOE, que ha facilitado que casi todos los restos, los que adjudican el último diputado en las circunscripciones, hayan caído del lado popular. Con ese crecimiento de medio millón de papeletas, el PP ha obtenido 32 escaños más que en 2008.

Pocas veces como en esta ocasión se cumple con más fidelidad la máxima de que las elecciones no las gana el partido opositor sino que las pierde el gobernante. El PP se ha quedado a 400.000 votos del resultado que cosechó el PSOE hace tres años y, sin embargo, ha conseguido 17 diputados más y una sólida mayoría absoluta que los socialistas ni rozaron. El fenómeno tiene dos explicaciones, el mencionado derrumbe del PSOE y la mayor abstención, que ha provocado que hicieran falta menos sufragios para sumar escaños.

La abstención, sin ser escandalosa, llegó al 28,3%, una de las más altas de las últimas elecciones y casi igual que el apoyo logrado por el PSOE, 28,7%. Es decir, el escepticismo o el desinterés político fue la tercera opción de los ciudadanos, y si se suman los votos en blanco, 1,3%, y nulos, 1,2%, se convierte en la segunda opción. Este índice de inhibición jugó también a favor del PP, aunque menos, como es lógico, que el hundimiento socialista.

El PSOE perdió 59 escaños, 14 más que los que se esfumaron al PP en 2004, cuando pasó de tener mayoría absoluta con Aznar a pasar a la oposición con la primera candidatura de Rajoy. La escabechina socialista fue muy seria en Andalucía y Cataluña, sus dos principales graneros de votos, donde perdió 11 diputados en cada uno; en Madrid y País Vasco dilapidó cinco; en Aragón, Galicia y Comunidad Valenciana, cuatro; tres en Castilla y León y Canarias; dos en Castilla-La Mancha; y en La Rioja, Baleares, Navarra, Asturias, Murcia y Extremadura se dejó arrebatar uno.

Pero tanto en Cataluña como en Andalucía no se debió a que el PP aventajara por mucho a los socialistas sino a que los restos perjudicaron a sus listas. En las circunscripciones andaluzas los populares sacaron seis puntos al PSOE, casi diez puntos por debajo de la media nacional, y en las cuatro provincias catalanas el PSC ganó por seis puntos al PP. Cataluña junto con Euskadi fueron las únicas comunidades donde el PSOE obtuvo más apoyo que el partido de Rajoy. En todas las demás barrió el PP, con casos escandalosos como el de Murcia, en el que la ventaja fue de 43 puntos.

Homogeneidad

Se puede decir que la victoria de Rajoy fue igual de homogénea que la derrota de Alfredo Pérez Rubalcaba. El PP mejoró sus resultados respecto a 2008 en todas las circunscripciones, con las excepciones de los tres territorios vascos y Navarra. El PSOE, en cambio, retrocedió en las 50 provincias más Ceuta y Melilla. Los populares ganaron en todas las capitales de provincia, salvo en Barcelona, Gerona, Lérida, Bilbao y San Sebastián; los socialistas fueron derrotados en todas, cuando no fue el PP fue superado por las fuerzas nacionalistas. La única población importante en la que ganó el PSOE fue Gijón y lo hizo por menos de 200 papeletas.

Así como la victoria del PP se explica en muy buena medida por la fidelidad de sus votantes, se puede decir que no perdió ni uno respecto a hace tres años e incorporó medio millón más; la derrota del PSOE también se entiende con la masiva deserción de votantes que sufrió, nada menos que 4,3 millones de votos volaron.

Los expertos determinarán el destino de esta fuga, pero una primera lectura indica que 1,2 millones se quedaron en la abstención, más de 800.000 viajaron hacia UPyD, 700.000 a Izquierda Unida, 220.000 a CiU, es razonable suponer que la mayoría de los 215.000 votos que obtuvo Equo provengan de las filas del PSOE y también se registró una emigración de voto socialista al PP, como ya ocurriera en las elecciones municipales del 22 de mayo.

Un fenómeno este último que se explica por el sesgo a la izquierda que imprimió Rubalcaba a su campaña electoral en la creencia, cierta a medias como se pudo comprobar el domingo, que la principal hemorragia del PSOE estaba por la izquierda. Los socialistas perdieron votos por la izquierda, pero también, y no pocos, por la derecha.